♡ Capítulo 41 ♡

4 1 1
                                    

Mientras el carruaje avanzaba hacia el palacio, sentía cómo se intensificaba la tensión entre nosotras tres. La idea de volver al lugar que tanto dolor nos había traído parecía resonar en el aire, casi tangible. Sin embargo, antes de que pudiéramos siquiera ver la silueta del palacio, el carruaje se detuvo bruscamente, sacándonos de nuestros pensamientos.

Un guardia se acercó a la puerta, portando tres grandes cajas de terciopelo. Nos miró a cada una con seriedad y extendió los brazos, ofreciendo las cajas mientras hablaba con voz firme.

—Por orden del rey, deben ponerse esto antes de llegar.

Con cierta incredulidad, tomé la caja que me correspondía y las otras dos hicieron lo mismo. Apenas el guardia se retiró y el carruaje volvió a moverse, intercambiamos miradas y, sin decir nada, empezamos a abrirlas al mismo tiempo.

Al levantar la tapa, sentí cómo el aire se volvía aún más denso. Dentro de cada caja descansaba una corona, la nuestra. Eran las mismas coronas de princesas que habíamos usado años atrás, cada una en su propio tono distintivo. La mía, de un azul celeste suave, brillaba delicadamente bajo la luz tenue del carruaje. La de Amelia tenía un tono profundo y vibrante de rojo, como fuego contenido. La de Iris, en cambio, era de un tono rosa elegante, tan dulce y llamativo como ella misma.

Ninguna de las tres dijo una palabra, pero podía ver la mezcla de emociones en sus rostros: duda, incomodidad, quizá hasta un poco de nostalgia. Miré la mía un momento, dudando en ponérmela, recordando lo que significaba. No estaba segura de si aún quería llevar ese peso sobre mi cabeza... y, a juzgar por sus expresiones, mis hermanas sentían lo mismo.

Sin embargo, tras un momento de silencio cargado de significado, levanté la corona y me la coloqué cuidadosamente. Amelia, suspirando con resignación, me siguió, ajustándola en su cabello suelto. Iris, quien siempre había sido la más rebelde de las tres, tardó un poco más, pero finalmente también se la colocó, aunque con una ligera mueca de fastidio.

El carruaje finalmente se detuvo frente a las puertas del palacio, y el sonido de los pasos de los guardias a nuestro alrededor nos devolvió al presente. Las primeras en bajar no fuimos nosotras, sino Finnian y Nicolás, seguidos por Lord Josef, el esposo de Amelia. Ambos hombres observaban con atención, asegurándose de que descendiéramos con cuidado.

Iris fue la primera en bajar, sin soltar a Emily, quien había estado fascinada jugando con su cabello. Iris parecía haberse encariñado con la pequeña durante el trayecto, y Emily seguía sonriéndole con sus ojitos llenos de curiosidad.

Amelia bajó después, aceptando la mano de Lord Josef para no correr ningún riesgo. Él se mostró particularmente cuidadoso con ella, ayudándola a tocar tierra firme con suavidad y asegurándose de que su estado no se viera comprometido. Finalmente, llegó mi turno. Bajé del carruaje sintiendo las miradas sobre mí, el peso de la corona ajustándose en mi cabeza y, en cuanto mis pies tocaron el suelo, busqué a Finnian con la mirada.

Él estaba allí, observándome con una mezcla de amor y admiración. Sus ojos se iluminaron al verme portar la corona, y sentí cómo su amor parecía fortalecerse con cada segundo que pasaba. Nicolás, parado a su lado, se quedó boquiabierto al ver la corona sobre mi cabeza, impresionado por el brillo y el simbolismo que representaba. En sus ojitos, casi se reflejaba una especie de orgullo al verme de esa manera.

Emily, en ese momento, decidió que quería volver a mis brazos, y comenzó a estirar sus manitas hacia mí. Iris, sonriendo, me la pasó con delicadeza. La abracé contra mí, sintiendo su calidez y la seguridad que me brindaba sostenerla.

Finnian se acercó y me dio un suave beso en la frente, un gesto que me hizo sentir aún más fuerte. Sin decir una palabra, me transmitió el apoyo que siempre había sentido a su lado. Nicolás, todavía impresionado, me tomó de la mano, apretándola con fuerza como si intentara asegurarse de que no me alejase de su lado.

El corazón de una Princesa ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora