EL ANIVERSARIO INOLVIDABLE (DEVIE)

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Era una mañana soleada en Auradon, pero Evie no sentía la luz en su corazón

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Era una mañana soleada en Auradon, pero Evie no sentía la luz en su corazón. Había esperado este día durante semanas, su primer aniversario de bodas con Doug. Tenía todo planeado: una cena romántica en su pequeña cabaña cerca del castillo, luces brillando suavemente sobre la mesa y el vestido azul que había diseñado especialmente para esta ocasión.

Pero Doug... parecía que Doug lo había olvidado.

Mientras Evie pasaba por su taller, revisando las últimas piezas de su colección, miraba de reojo su teléfono, esperando un mensaje o una llamada de Doug. No había nada. Intentaba no pensar en ello, pero cada minuto que pasaba sin escuchar de él hacía que su corazón se sintiera más pesado.

EVIE: ¿Cómo podría olvidarlo? (murmuró para sí misma)

Con el ceño fruncido. Doug siempre había sido detallista, especialmente cuando se trataba de ella. Desde que comenzaron a salir, él nunca había dejado pasar un momento importante, ni siquiera los más pequeños.

El sol comenzó a descender, tiñendo el cielo con colores cálidos, y Evie se encontró a sí misma caminando hacia su casa, sintiéndose más triste de lo que quería admitir. Al abrir la puerta, notó que la sala estaba vacía, sin ninguna señal de que Doug hubiera estado allí. La cena que había preparado para los dos seguía intacta en la cocina, y el vestido que tanto esfuerzo le había costado hacer colgaba en silencio, olvidado.

Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos. Todo su esfuerzo, su ilusión por ese día, parecía haberse desvanecido en la nada. ¿Cómo podía haber olvidado algo tan importante?

De repente, escuchó la puerta abrirse detrás de ella. Giró la cabeza rápidamente y vio a Doug entrando con una expresión distraída. Llevaba una mochila y parecía agotado, como si hubiera tenido un día largo en el trabajo.

DOUG: Hola, Evie, (dijo, lanzándole una sonrisa despreocupada mientras dejaba sus cosas en el sofá) ¿Cómo fue tu día?

Evie sintió un nudo en la garganta.

EVIE: ¿Mi día? Ha sido... normal (dijo, tratando de ocultar la tristeza en su voz).

Doug no pareció notar el cambio en su tono.

DOUG: Genial. Estuve trabajando en la música para un nuevo evento en el castillo. Ha sido un poco agotador, pero todo va bien.

El silencio se apoderó de la habitación por un momento. Evie lo miró, esperando que mencionara su aniversario, algún pequeño indicio de que no lo había olvidado. Pero nada. Ni una palabra. Finalmente, no pudo contenerlo más.

EVIE: ¿De verdad, Doug? ¿Nada especial hoy? ¿No te suena este día un poco... diferente?

Doug la miró con una leve confusión, como si no entendiera a qué se refería.

DOUG: ¿Algo diferente? No, no especialmente. ¿Por qué lo preguntas?

Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas antes de que pudiera detenerlas.

EVIE: ¡Porque es nuestro aniversario de bodas, Doug! (exclamó, su voz quebrada por la emoción) ¡Nuestro primer aniversario, y ni siquiera lo recordaste! ¡Hice una cena, preparé todo... y tú... tú lo olvidaste!

Doug dio un paso atrás, su expresión pasó de la confusión a la sorpresa, y finalmente a una mezcla de culpa y preocupación. Evie se dio la vuelta, tratando de ocultar su rostro entre las manos, pero las lágrimas ya fluían sin control. Se sentía herida, y la idea de que Doug no recordara uno de los días más importantes de su vida era simplemente devastadora.

DOUG: Evie, espera...(Doug se acercó rápidamente a ella, colocándole una mano en el hombro). No llores, por favor.

Ella trató de alejarse, pero él la sostuvo suavemente por los brazos, obligándola a mirarlo.

EVIE: No puedo creer que lo hayas olvidado (dijo entre sollozos). Pensé que este día era especial para ti también.
DOUG: (la miró, sus ojos llenos de ternura) Evie, nunca podría olvidar nuestro aniversario. Ni hoy, ni nunca.

Ella frunció el ceño, tratando de entender lo que él estaba diciendo.

EVIE: ¿Entonces por qué...?

Doug sonrió suavemente y sacó algo de su bolsillo. Un pequeño sobre azul oscuro con bordes dorados.

DOUG: Porque tenía una sorpresa para ti (dijo, su voz suave y calmada). Estuve planeando esto por semanas, y quería que fuera perfecto.

Evie miró el sobre, y luego a Doug, todavía incrédula.

EVIE: ¿Una sorpresa?
DOUG: Sí, (dijo, tomando una de sus manos y abriendo el sobre).

Dentro había dos boletos para una escapada romántica de fin de semana en una isla privada, un lugar conocido por sus playas de ensueño y paisajes exóticos.

DOUG: Sabía lo mucho que querías un descanso, solo tú y yo. Así que pensé que podríamos celebrarlo allí, lejos de todo. Lo preparé para este fin de semana, por eso no mencioné nada hasta ahora.

Evie se quedó en silencio, mirando los boletos, luego a Doug, mientras las lágrimas seguían cayendo, pero esta vez por razones diferentes.

EVIE: ¿Esto... es real? (preguntó, su voz temblando).
DOUG: (asintió con una sonrisa tierna). Sí, amor. No olvidé nuestro aniversario. Solo quería que fuera una sorpresa, y parece que me pasé un poco de la raya.

Evie dejó escapar un suspiro tembloroso y se lanzó a los brazos de Doug, abrazándolo con fuerza.

EVIE: Pensé que no te importaba (susurró contra su pecho).
DOUG: (la abrazó más fuerte, acariciando su cabello con ternura). Siempre me importa, Evie. Tú eres lo más importante para mí. Lamento haberte hecho llorar. No era mi intención.

Se quedaron así por un momento, el silencio entre ellos lleno de promesas no dichas. Doug se inclinó hacia ella, levantando su rostro suavemente, y la besó. Fue un beso suave y lleno de amor, un recordatorio de todo lo que significaban el uno para el otro. Evie sintió cómo su tristeza se desvanecía lentamente, reemplazada por una calidez reconfortante. Cuando se separaron, Doug sonrió y acarició su mejilla.

DOUG: ¿Me perdonas?
EVIE: (lo miró con una sonrisa tímida, secándose las lágrimas). Solo si me prometes no volver a asustarme de esta manera.
DOUG: Prometido (dijo Doug, dándole otro beso rápido en la frente).

Y así, lo que comenzó como un día lleno de tristeza, terminó siendo uno de los momentos más románticos e inolvidables para ambos. Porque, al final, el amor que compartían era más grande que cualquier malentendido.

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