UN NUEVO COMIENZO (JONNIE)

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Jay, el hijo de Jafar, había vivido la mayor parte de su vida en el límite entre el bien y el mal

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Jay, el hijo de Jafar, había vivido la mayor parte de su vida en el límite entre el bien y el mal. Crecido en la Isla de los Perdidos, su vida siempre había sido una mezcla de desafíos, astucia y supervivencia. Sin embargo, desde que llegó a Auradon junto con sus amigos Mal, Evie, y Carlos, había comenzado a experimentar algo diferente: la oportunidad de cambiar su destino. En Auradon, las cosas eran más brillantes, más tranquilas, y la vida parecía mucho más simple. Pero para Jay, la simplicidad nunca había sido fácil de aceptar.

Ahora, mientras se paseaba por los jardines del campus, no podía evitar sentirse algo inquieto. Sus amigos habían encontrado su camino, cada uno de ellos abrazando la nueva vida que Auradon les ofrecía. Mal estaba al lado de Ben, el rey, mientras Evie florecía con su propio negocio de moda, y Carlos... bueno, Carlos era feliz con Jane. Pero para Jay, aunque amaba ser parte del equipo de R.O.A.R., sentía que algo faltaba en su vida.

Ese "algo" o, mejor dicho, "alguien" apareció en su vida de manera inesperada: Lonnie, la hija de Mulan. Desde el primer día, Lonnie siempre había sido diferente. A diferencia de otras chicas de Auradon, ella no encajaba en los moldes preestablecidos. Era fuerte, valiente, y no tenía miedo de enfrentar los desafíos. Era justo el tipo de persona que podía entender la dualidad que Jay siempre había sentido dentro de sí mismo.

Jay no podía dejar de admirar a Lonnie, aunque al principio no lo admitía. Había algo en su actitud desafiante, en su pasión por el deporte y la justicia, que lo atraía como un imán. Y ahora, mientras ella caminaba hacia él con esa sonrisa decidida, sintió su corazón acelerarse.

LONNIE: ¡Jay! (exclamó Lonnie, interrumpiendo sus pensamientos). ¿Listo para el entrenamiento de hoy? No pienses que voy a tomármelo con calma solo porque eres uno de los mejores jugadores del equipo.

Jay soltó una risa y se cruzó de brazos.

JAY: Tú nunca te tomas nada con calma, Lonnie. Eso es lo que me gusta de ti.

Lonnie alzó una ceja, divertida.

LONNIE: ¿Ah, sí? ¿Te gusta que sea competitiva?

Jay se encogió de hombros, fingiendo indiferencia, pero ambos sabían que había algo más detrás de sus palabras. La relación entre ellos había cambiado en los últimos meses. Lo que había comenzado como una amistad forjada a través del deporte y la rivalidad amistosa, había evolucionado en algo más profundo, aunque ninguno de los dos lo había dicho en voz alta.

Después de un intenso entrenamiento con el equipo de R.O.A.R., Jay y Lonnie se encontraron caminando juntos por los pasillos vacíos de la academia. El sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de un naranja brillante que reflejaba la energía tranquila pero palpable entre ellos.

LONNIE: ¿Sabes? (dijo Lonnie después de un rato de silencio). A veces me pregunto cómo sería si pudiéramos hacer todo esto sin que nuestras familias esperen algo de nosotros. Como si no tuviéramos que ser "la hija de Mulan" o "el hijo de Jafar".

Jay la miró, sorprendido por su franqueza.

JAY: Entiendo lo que dices. Siempre he tenido la sensación de que la gente espera que sea como mi padre: astuto, calculador... pero no es lo que quiero ser. Quiero algo más, pero a veces no sé exactamente qué es.

Lonnie sonrió de forma suave, algo raro en ella, quien siempre tenía un aire desafiante. Se detuvo y lo miró directamente a los ojos.

LONNIE: Yo creo que ya lo sabes, Jay. Solo que tal vez no te has dado cuenta todavía.

Jay frunció el ceño, pensando en sus palabras. Había pasado tanto tiempo tratando de evitar convertirse en una copia de su padre, que no había considerado realmente lo que deseaba para su propio futuro.

JAY: ¿Y qué crees que es lo que quiero? (preguntó, curioso)

Lonnie tomó un profundo respiro, claramente recogiendo valor antes de responder.

LONNIE: Creo que lo que realmente quieres es alguien que te vea por lo que eres, no por lo que tu padre fue. Y creo que... (hizo una pausa, buscando las palabras correctas) ...creo que también quieres ser alguien que lucha por algo más grande, algo que valga la pena. Alguien que construye su propio destino.

Jay quedó en silencio por un momento, procesando lo que ella había dicho. Nadie, excepto quizás sus amigos más cercanos, lo había entendido tan bien. Y ahora, aquí estaba Lonnie, leyendo sus pensamientos como si fueran un libro abierto.

JAY: Tú eres esa persona, Lonnie. (Su voz salió más suave de lo que esperaba) Eres la única que ha podido hacerme sentir... libre.

Lonnie se sonrojó un poco, pero no apartó la mirada.

LONNIE: Y tú me haces sentir que puedo ser más que solo la hija de Mulan. Me haces sentir que puedo ser... yo misma.

El silencio que siguió fue cómodo, lleno de una comprensión tácita entre ambos. No hacía falta decir más. Jay tomó suavemente la mano de Lonnie, algo que nunca había hecho antes. Ella no se apartó. De hecho, entrelazó sus dedos con los de él, sonriendo de una manera que era tanto tímida como valiente, como si ambos estuvieran dando el primer paso hacia algo nuevo.

LOONIE: Jay... (comenzó Lonnie, su tono algo más bajo, más íntimo). Creo que hemos estado evitando esto durante demasiado tiempo.
JAY: ¿Qué cosa? (preguntó Jay, aunque ya sabía la respuesta)
LONNIE: Esto (respondió ella, inclinándose hacia él hasta que sus labios se encontraron).

El beso fue suave, una mezcla de nervios y emoción, pero también de una conexión profunda que ambos habían estado negando durante meses. Cuando se separaron, Jay no pudo evitar sonreír.

JAY: Creo que estás en lo cierto (dijo, con una chispa traviesa en sus ojos). Hemos esperado demasiado.

Lonnie soltó una pequeña risa y le dio un suave golpe en el hombro.

LONNIE: Entonces, ¿qué estamos esperando ahora?

Jay tomó su mano con más firmeza y la miró con una sonrisa llena de seguridad.

JAY: Nada. Ya tenemos lo que estábamos buscando.

Y con eso, ambos caminaron juntos hacia el atardecer, sabiendo que, aunque sus caminos habían comenzado en mundos tan diferentes, ahora se habían encontrado, y el futuro, con todo lo que traería, lo enfrentarían juntos.

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