Epílogo

69 7 2
                                    

La primera luz del amanecer atravesaba la pequeña sala de descanso, iluminando el rostro de Eri con un resplandor cálido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La primera luz del amanecer atravesaba la pequeña sala de descanso, iluminando el rostro de Eri con un resplandor cálido. Esa misma luz, suave y silenciosa, marcaba el fin de la oscuridad en la que había estado atrapada por tanto tiempo. Miré cómo su pecho subía y bajaba, respirando con una paz que ella apenas comenzaba a conocer. Verla ahí, durmiendo tranquila después de toda la angustia y el dolor que había vivido, me hizo sentir una mezcla de orgullo y alivio.

A mi lado, Saori la observaba con la misma ternura y atención. En sus ojos había algo diferente: una calidez que solo había visto en momentos muy íntimos. Habíamos dado todo, cada pedazo de nosotros, por llegar hasta aquí. La adrenalina de la batalla comenzaba a desvanecerse, y en su lugar, quedaba la comprensión profunda de lo que habíamos logrado.

Me acerqué a Saori, sintiendo el impulso de tocar su mano, de asegurarme de que esto era real. El silencio compartido entre nosotros contenía palabras no dichas, promesas que no necesitaban voz. Ella giró su cabeza hacia mí, y cuando nuestras miradas se encontraron, vi en sus ojos la misma satisfacción que sentía en mi pecho.

—Touya — dijo en voz baja, como si el sonido fuera a romper la calma que nos rodeaba —. Lo logramos.

Asentí, sin apartar la vista de ella.

—Lo logramos — repetí, sintiendo el peso de esas palabras en cada fibra de mi ser.

Sabía que Saori y yo habíamos cambiado, que esta misión nos había unido de una manera que iba más allá de las palabras. Habíamos enfrentado juntos el caos, el peligro, y ahora, en esta paz frágil y silenciosa, entendí lo que realmente significaba estar a su lado, no solo como un héroe, sino como alguien que compartía un propósito y una vida con ella.

Mientras permanecíamos en silencio, la puerta se abrió lentamente, y nuestros compañeros entraron. Primero fue Shoto, con su rostro serio pero relajado, y detrás de él, Bakugo y Deku. Llevaban los rastros de la batalla en sus ropas y miradas, pero al ver a Eri durmiendo tan serenamente, sus expresiones se suavizaron. Me sentí agradecido de que ellos estuvieran allí, no solo como aliados, sino como amigos en los que podía confiar incondicionalmente.

Deku fue el primero en acercarse a Eri. Se arrodilló junto a su lado, cuidando cada movimiento, como si el más mínimo sonido pudiera romper su descanso. La niña parpadeó, despertando lentamente, y cuando lo vio, una tímida sonrisa se dibujó en su rostro. Fue un gesto pequeño, pero en esa sonrisa había un mundo de esperanza. Deku le devolvió la sonrisa, transmitiéndole sin palabras que ahora estaba segura, que todo iba a estar bien.

—Buenos días, Eri —le dijo suavemente, con una calidez que me recordó por qué era un héroe tan excepcional. Eri le miró con sus grandes ojos llenos de inocencia, y en ese instante, supe que había encontrado a alguien en quien podía confiar.

Saori y yo nos apartamos al pasillo, dejando que los chicos se quedaran con Eri. Había algo que necesitaba decirle, algo que había sentido profundamente desde aquella noche en la que nos habíamos infiltrado en el Shie Hassaikai y me di cuenta de lo mucho que ella significaba para mí. Sentía que esa misión no solo nos había acercado más, sino que había revelado una parte de mí que ni siquiera sabía que existía.

—Saori — comencé, deteniéndome y girándome hacia ella. Ella levantó la mirada, sorprendida por el tono en mi voz, y vi en sus ojos una mezcla de curiosidad y ternura.

—Esta misión... me hizo darme cuenta de muchas cosas — dije, buscando las palabras adecuadas para expresar lo que sentía —. Y una de ellas es cuánto te necesito en mi vida, cuánto significas para mí. No solo por lo que hemos logrado juntos, sino porque... me haces querer ser mejor, más fuerte. Nunca pensé que necesitaría a alguien de esta forma, pero contigo... es diferente.

Saori me miró, y pude ver el brillo en sus ojos, una emoción profunda que reflejaba mis propias palabras. Ella extendió su mano y tocó suavemente mi mejilla, su tacto cálido y reconfortante, como un ancla que me mantenía firme. En ese momento, me di cuenta de que había encontrado un hogar en ella, en su mirada, en su abrazo.

—Touya, yo también siento lo mismo — dijo, su voz apenas un susurro —. Me has dado más de lo que podría pedir... No solo eres mi compañero, eres mi fuerza, mi hogar.

No pude evitar sonreír, y en ese instante supe que habíamos encontrado algo más profundo que una misión o un propósito. Habíamos encontrado el uno en el otro una razón para seguir, una motivación para enfrentar lo que viniera, juntos. La tomé en mis brazos, y en ese abrazo, sentí todo el peso de lo que habíamos vivido, de lo que habíamos logrado. Habíamos superado cada obstáculo, y ahora, frente a un futuro incierto, estaba seguro de que podríamos enfrentar cualquier cosa.

Justo entonces, escuchamos pasos detrás de nosotros. Los chicos se unieron, sus rostros mostrando el mismo cansancio y alivio que sentía en mi corazón. Shoto se acercó a mí, con una expresión solemne, y sentí el peso de nuestras historias compartidas en ese simple intercambio de miradas. Aunque no dijimos nada, entendíamos el esfuerzo, la lealtad y la camaradería que nos había llevado hasta aquí.

—Gracias, Shoto — le dije en voz baja, dándole una palmada en el hombro. Él asintió, y en su gesto encontré el reconocimiento de alguien que había luchado y sobrevivido junto a mí.

Bakugo, por su parte, frunció el ceño, pero había un brillo en sus ojos que revelaba el respeto que sentía por lo que habíamos logrado.

— No te pongas sentimental, Todoroki — murmuró, pero en sus palabras había una camaradería inquebrantable.

"Claro, Bakugo," respondí, sonriendo ante su comentario, porque sabía que detrás de su fachada, él también estaba agradecido.

Con Eri a salvo y un nuevo amanecer en el horizonte, supe que habíamos dado un paso importante, no solo en nuestra misión, sino en nuestras propias vidas. Habíamos enfrentado nuestros miedos, nuestras dudas, y ahora estábamos listos para construir un futuro diferente, juntos. Saori y yo nos miramos una última vez, sabiendo que este era solo el comienzo, y mientras el sol iluminaba el día que comenzaba, me sentí lleno de esperanza.

~.~.~.~.~.~.~

¡Hola!

Gracias por acompañarme de principio a fin en este fic <3.

Infinitamente, agradezco sus comentarios y sus votos, también a mis lectores fantasma que se han tomado el tiempo de pasar por aquí.

Si les gustó, no olviden seguirme. Pueden pasarse también por algunos otros de mis fics si son de su agrado.

¡Nos leemos luego! ✨

O_LovelyKat_O.

Middle; Todoroki Touya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora