ESTRELLA DE ROCK

Capítulo 52

Su siguiente destino era Alicante antes de coger un vuelo que los llevaría a otro lugar donde Sadala tenía preparado algo especial para su esposa, pero antes de eso recorrieron sus calles donde una leyenda da nombre a la ciudad.

Durante sus paseos por la ciudad se encontraron con una monumental fuente en la plaza de los Luceros, donde según pudieron saber servía en junio como punto central de las ruidosas mascletàs por les Fogueres de Sant Joan (las Hogueras de San Juan) que terminan el día de la cremà (la noche del fuego), donde se queman unas enormes construcciones de cartón, corcho y madera, satíricas y críticas sobre la sociedad a través de ninots (muñecos).

Cerca del puerto pudieron pasear por la Explanada de España, una zona peatonal de medio kilómetro de largo compuesta por un mosaico más de 6 millones de teselas cuadradas en tres colores (rojo alicante, crema marfil y negro marquina) que imita las olas del mar y flanqueada por varias filas de palmeras, un lugar que reúne a artistas callejeros y puestos de artesanía.

Aunque no sólo la artesanía llamó la atención de Sadala y Lita, sino un cantante callejero que iba vestido como él aunque con una peluca que simulaba su pelo y que en ese instante pedía a la gente que le propusiera una canción que tocar, así que Lita... se acercó pero antes...

Lita: has visto Sadala, ese chico te imita bastante bien, aunque no se puede comparar contigo, tú... (se acercó para besarlo atreyéndolo hacia ella cogiéndolo del pecho de su camiseta) siempre serás más guapo...
Sadala (rodeándola con sus brazos para devolverle ese beso robado): aquí la única hermosa siempre va a ser tú...
Lita (sonrojándose, su esposo siempre conseguía que se pusiera así): uhmm... siempre tienes que tener la última palabra (sonriéndole antes de continuar), voy... a... pedirle algo

Entonces se separó de Sadala y fue hacía el chico para pedirle que cantara algo en concreto, se acercó tanto que se lo dijo en un susurro prácticamente a su oído mientras Sadala trataba de adivinar que le estaría pidiendo, pero... cuando escuchó la canción que le había pedido no pudo evitar... comenzar a cantarla mientras se acercaba al grupo de gente que rodeaba al chico, haciendo que se separaran y giraran para ver quién cantaba también, haciendo que el cantante callejero dudara si seguir cantando o dejarlo a él ya que no podía creer de verdad... que él estuviera ahí, pero Sadala le hizo un gesto con la mano para que no parara de cantar y así cantar a duo esa canción especial para... Lita.

Después de terminar la canción y de que los allí congregados aplaudieran, Sadala se hizo una fotografía con él e incluso le firmó su guitarra mientras el chico no sabía cómo reaccionar, no sé lo podía creer hasta que Sadala lo tranquilizó dándole las gracias por gustarle su música, sus canciones, su grupo...

Cuando el cantante callejero se tranquilizó admirando su propia guitarra firmada, ellos siguieron su camino dirigiéndose hacia la playa admirando por el camino la Casa Carbonell, un edificio histórico de fachada blanca.

Antes de su paseo por la Explanada habían admirado los inmensos ficus del parque más antiguo de la ciudad, el Parque de Canalejas.

Desde su puerto también pudieron viajar a una pequeña isla que apenas está habitada en invierno pero que en verano es un reclamo para turistas donde disfrutar de un día de playa, algo que también hicieron ellos, pasaron parte de ese día en esa isla denominada Tabarca aunque algo apartados del resto de turistas tratando de pasar desapercibidos y más después de haberse puesto Sadala a cantar en plena calle.

Esa noche tumbados sobre la cama de su habitación de hotel...

Sadala: te amo, gracias mi amor por lo de hoy, me sorprendiste
Lita: uhmm... yo también te amo, pero a que te refieres... (le contestó guiñándole un ojo mientras le sonreía)
Sádala (abrazándola más a él contra su pecho): muy graciosa, me ha gustado mucho que eligieras esa canción, estoy seguro de que sabías que no podría evitar cantarla...