11 Nuevos Encuentros

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Faye miró a Yoko mientras la radiografía se realizaba, preocupada por el golpe que había recibido. El ambiente del hospital era tenso, pero su mente estaba concentrada en asegurar que Yoko estuviera bien. Finalmente, la enfermera salió y le hizo un gesto a Faye para que pudiera entrar a ver a Yoko.

Cuando Yoko salió de la sala de radiografías, Faye se acercó rápidamente a ella. "¿Cómo te sientes?", preguntó, con una mezcla de ansiedad y ternura en su voz.

"Un poco aturdida, pero creo que estoy bien", respondió Yoko, intentando sonreír para tranquilizar a Faye.

En ese momento, el jefe de Faye apareció, con una mirada inquisitiva. "Hola, tú debes ser Yoko, ¿verdad?", dijo, extendiendo la mano en un saludo.

Yoko, un poco nervioso, respondió: "Sí, soy yo. La famosa pandillera problemática", se presentó con un tono sarcástico que provocó risas en ambos. La tensión se disipó, y el jefe pareció apreciar el sentido del humor de Yoko.

"Me gustaría conocerte mejor. Faye ha hablado mucho de ti", comentó el jefe, mirando a Faye con una sonrisa cómplice. "¿Qué te parece si vamos a comer algo mientras esperamos los resultados de la radiografía?"

Faye ascendió, sintiéndose un poco nerviosa por la idea de compartir una comida con su jefe y Yoko, pero también emocionada por la oportunidad de mostrarle a su superior que Yoko no era simplemente una pandillera problemática.

El jefe guió a las dos chicas hacia la cafetería del hospital. Se sentaron en una mesa, y el jefe comenzó a hacer preguntas a Yoko, interesado en conocer su historia.

"Entonces, cuéntame un poco sobre ti, Yoko. Faye me dijo que vives sola. ¿Cómo es eso?", preguntó el jefe, mientras servía café.

Yoko tomó un sorbo de su bebida y respiró hondo. "Bueno, mis padres no están en la mejor situación, así que decidí vivir sola. Estoy estudiando para poder salir adelante. No me gusta la vida que llevan y quiero ser diferente", respondió con sinceridad.

Faye la miró con admiración. Era increíble ver cómo Yoko se abría y hablaba de sus experiencias, y le hizo sentir un profundo respeto por ella.

"Eso es admirable, Yoko. La educación es el camino para cambiar tu vida. Y además, él escuchó que eres una de las mejores en tu clase", continuó el jefe, impresionado.

"Gracias. A veces es difícil equilibrar todo, pero tengo claro que quiero lograrlo", dijo Yoko, con una sonrisa decidida.

Faye no podía evitar sonreír al escuchar a Yoko hablar con tanta pasión. Era una mujer fuerte y decidida, y la admiraba aún más por ello.

"¿Y cómo es tu relación con la pandilla?", preguntó el jefe, manteniendo un tono amigable.

"Son como mi familia. Aunque a veces metemos la pata, no hacemos nada malo. Solo nos reunimos y nos apoyamos mutuamente. No hay drogas ni cosas así. Solo intentamos vivir", explicó Yoko, mirándolo a los ojos.

El jefe ascendiendo, notando la sinceridad en sus palabras. "Entiendo. Es bueno saber que tienes tu propia visión de las cosas. A veces, las apariencias pueden ser engañosas", dijo con una sonrisa.

Mientras tanto, Faye sintió un peso levantarse de sus hombros. Su jefe parecía estar entendiendo que Yoko no era simplemente una pandillera problemática, sino una persona con un pasado complicado que estaba trabajando para mejorar su vida.

Cuando llegaron los resultados de la radiografía, la enfermera apareció con una expresión tranquila. "Todo está bien, solo tienes un golpe en las costillas. Te recomendaría descansar un par de días, pero no hay fracturas ni daños graves", explicó.

Yoko se sintió aliviada, y Faye le escuchó con ternura. "Lo sabía, eres más fuerte de lo que crees", dijo.

El jefe se levantó y les ofreció una sonrisa. "Bueno, me alegra saber que estás bien, Yoko. Sigamos conociéndonos. Tal vez podamos hacer algo más juntos en el futuro. Me gustaría que ustedes dos fueran parte de nuestra comunidad", sugirió.

Faye se sintió emocionada ante la idea de que su jefe apoyara la relación entre ellas y que, tal vez, Yoko pudiera ser un ejemplo positivo en su comunidad.

Al salir del hospital, Yoko se giró hacia Faye con una sonrisa. "Gracias por preocuparte por mí, Faye. No todos los días una pandillera tiene un oficial de policía como amiga", dijo, bromeando.

"Y no todos los días una oficial de policía se preocupa por una pandillera problemática", respondió Faye, riendo. Ambas sabían que su relación era inusual, pero en ese momento, sentían que habían encontrado un camino en común, donde la amistad podría superar las expectativas y los prejuicios.

Entre Lados: Amor y LeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora