10 Nuevas Alianzas

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La tensión en la estación de policía se había disipado un poco, pero la intriga seguía latente. Faye se sintió aliviada de que su jefe la apoyara, pero la mirada desafiante de García aún la perseguía. Sabía que su compañero arrogante no se detendría ahí, así que decidió mantenerse alerta.

Mientras tanto, Yoko se había convertido en una figura recurrente en la vida de Faye. Después de curar las heridas del oficial, Yoko había regresado a su rutina diaria, tratando de equilibrar sus estudios y su vida en la pandilla. Sin embargo, sentía un impulso cada vez mayor de demostrar que su entorno no definía quién era.

Esa tarde, mientras caminaba por el campus universitario, Yoko fue interceptada por algunos de sus amigos de la pandilla. Ellos estaban emocionados por una nueva aventura, pero Yoko no podía dejar de pensar en Faye y en cómo había cambiado su perspectiva. "¿Por qué no se unen a nosotros? Será divertido", sugirió uno de ellos.

"Sí, pero no quiero hacer nada que me meta en problemas, especialmente ahora que tengo una buena oportunidad en la universidad", respondió Yoko con firmeza.

Los amigos intercambiaban miradas, pero la determinación de Yoko era inquebrantable. "Está bien, pero no nos olvides", dijo uno de ellos, alzando las manos en señal de rendición.

Al mismo tiempo, Faye decidió visitar a Yoko en la universidad, queriendo saber más sobre su vida. Al llegar, la encontró sentada en un banco, absorta en un libro. La sonrisa de Yoko iluminó su rostro al verla. "¿Qué haces aquí, oficial?", preguntó con un tono juguetón.

"Solo vine a ver cómo estás ya comprobar si necesitas ayuda con tus estudios", respondió Faye, sentándose a su lado.

"Me vendría bien un repaso sobre criminología", dijo Yoko, sus ojos brillando de emoción. "¿Crees que podrías ayudarme con eso?"

Faye irritante. "Creo que puedo hacer eso. Aunque yo no soy la experta, podría intentar enseñarte algo".

Así, entre risas y bromas, comenzó a repasar los conceptos de la criminología. La química entre ellas era palpable, y ambas sabían que había algo más que amistad en juego. Sin embargo, sabían que el camino no sería fácil.

Unos días después, Faye recibió un aviso sobre un problema en el barrio donde solía frecuentar a Yoko. Sin pensarlo, se dirigió al lugar, su corazón latiendo con fuerza. Al llegar, se dio cuenta de que la situación era más grave de lo que había anticipado.

La pandilla de Yoko estaba involucrada en una pelea callejera, defendiendo su territorio de un grupo rival que había llegado a causar problemas. Entre la multitud, Faye reconoció a Yoko, que estaba en el centro del conflicto. "¡Yoko!", gritó, tratando de hacerse escuchar sobre el estruendo.

Yoko la miró y, en un instante, la tensión se desvaneció. Sin embargo, en ese momento, un golpe la impactó en el costado, haciéndola tambalear. Faye sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al ver a la chica que le había robado el corazón lastimada. Sin pensarlo, corrió hacia la escena.

"¡Deténganse ahora!", ordenó Faye, su voz resonando con autoridad, aunque la tensión de la pelea se sentía en el aire.

Los pandilleros se detuvieron, sorprendidos de ver a un oficial de policía en medio de la confrontación. Yoko, a pesar de la herida, se acercó a Faye, su mirada intensa y decidida. "No dejes que esto te detenga, Faye. Ellos son mis amigos", dijo Yoko, su voz firme aunque le costaba mantenerse en pie.

"Pero no pueden seguir así. Esto puede terminar mal para todos ustedes", respondió Faye, sintiendo el peso de la situación. Miró a su alrededor y vio a sus compañeros de la policía llegar, listos para intervenir.

El grupo rival, al ver que la policía estaba presente, comenzó a retroceder. Yoko, aun con el dolor de su costado, se plantó firme. "Solo estábamos defendiendo nuestro espacio", dijo, con el aliento agitado.

Faye se inclina hacia ella, preocupada. "Tienes que dejar de meterte en estas situaciones, Yoko. No vale la pena arriesgarte así", le dijo, su voz cargada de preocupación.

"Sabes que no puedo dejar a mis amigos atrás", respondió Yoko, sintiendo la lealtad que la ataba a su pandilla.

Faye tomó una decisión. "Está bien, pero te necesito fuera de esto. Prométeme que te cuidarás a ti misma", dijo, sujetando la mano de Yoko con fuerza.

Yoko ascendió, sintiendo la conexión entre ellas. Era un momento crítico, y ambas sabían que debían encontrar un camino hacia adelante, no solo como oficial y pandillera, sino como dos personas que estaban comenzando a desafiar las expectativas ya crear su propio destino.

Entre Lados: Amor y LeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora