2 Entre advertencias y encuentros fortuitos

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Al día siguiente, Faye se encontraba en la estación revisando algunos reportes cuando recibió otra llamada, pero esta vez desde el mismo vecindario. Al parecer, el grupo de jóvenes, incluida Yoko, había vuelto a causar problemas menores: música alta y, según el reporte, algunos vecinos aseguraban haber visto humo, probablemente de fogatas improvisadas. Faye suspiró y, tras tomar sus cosas, decidió atender personalmente la llamada.

Al llegar al vecindario, Faye no tardó en notar la pequeña reunión en un parque abandonado. La música sonaba alto, y varias personas reían y bromeaban alrededor de un par de fogatas improvisadas. Para sorpresa de Faye, Yoko estaba sentada en el borde de una banca, riendo con algunos amigos. Esta vez, parecía realmente entretenida, como si no le importara en lo absoluto que podrían ser sorprendidos.

Con paso firme, Faye se acercó hasta donde estaba el grupo, y al verla, varios de los jóvenes comenzaron a dispersarse, apagando las fogatas y recogiendo rápidamente lo que podían. Solo Yoko permaneció en su lugar, sonriendo como si la llegada de Faye fuera parte de su diversión.

Faye: (mirando a Yoko con seriedad) Parece que no escuchaste mi advertencia de anoche.

Yoko: (con tono despreocupado) No hice nada malo, oficial. Solo estoy aquí pasando el rato, ¿eso es un crimen ahora?

Faye cruzó los brazos, observando la expresión confiada de Yoko. Sabía que la joven estaba jugando con fuego, probando hasta dónde podía llegar sin recibir consecuencias.

Faye: (en tono frío) Te lo advertí, Yoko. Si vuelvo a encontrarte causando molestias, voy a tener que llevarte a la estación. ¿Estás segura de que quieres ponerte en problemas?

Yoko sonrió, sin mostrar señales de intimidación. De hecho, parecía disfrutar de la atención de Faye.

Yoko: Tal vez quiero ver cuánto me soportas, oficial. Dime, ¿Cuántas advertencias me vas a dar antes de hacer algo?

Faye se acercó un poco más, con una expresión de irritación que intentaba mantener bajo control. La actitud desafiante de Yoko estaba comenzando a sacarla de su habitual calma, algo que pocas personas lograban. Quería pensar que era su deber ser imparcial y profesional, pero había algo en la confianza insolente de Yoko que la hacía perder la paciencia.

Faye: No estoy jugando, Yoko. Última advertencia. No quiero volver a verte involucrada en disturbios, ¿entendido?

Yoko la miró a los ojos, manteniendo el contacto visual sin retroceder.

Yoko: (con voz suave y una sonrisa) Claro, oficial. Voy a tratar de portarme bien... pero, si vuelvo a cruzarme contigo, ¿me vas a detener?

Por un momento, Faye sintió un nudo en el estómago. La mezcla de desafío y curiosidad en la mirada de Yoko la desarmaba, y aunque odiaba admitirlo, algo en esa actitud irreverente despertaba una chispa de interés en ella. Sin decir más, Faye dio media vuelta y comenzó a alejarse, controlando sus pensamientos.

Mientras se iba, podía sentir la mirada de Yoko fija en su espalda, y aunque intentó ignorarlo, el leve estremecimiento que le provocaba le resultaba inquietante. Sabía que este no sería el último encuentro con ella; Yoko tenía una habilidad especial para aparecer justo donde menos la esperaba, como una sombra que se negaba a desaparecer.

Entre Lados: Amor y LeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora