El sol brillaba intensamente en la tarde cuando Faye salió de la estación. Con el cansancio acumulándose en sus músculos, sus pensamientos estaban aún centrados en el último enfrentamiento con García. Pero cuando vio a Yoko cruzar la calle, cargando varias bolsas de supermercado y vistiendo su uniforme, su corazón se llenó de una nueva energía.
Faye se acercó rápidamente, notando que Yoko parecía tener dificultades con el peso de las bolsas.
—Se ven pesadas. ¿Te ayudo? —ofreció Faye, con una sonrisa amable.
—No me viene mal una ayuda, gracias —respondió Yoko, aliviada al ver a la oficial.
Mientras caminaban juntas, Faye no pudo evitar notar las miradas curiosas de algunas personas en la calle. Era evidente que el vínculo entre ambas estaba llamando la atención. Yoko se sentía un poco incómoda, pero su gratitud por la ayuda de Faye superaba cualquier preocupación.
En un momento, Yoko miró a Faye y notó los moretones que aún eran visibles en su rostro.
—¿Qué te pasó? —preguntó, preocupada—. Te ves mal.
Faye sonrió de manera que intentaba restarle importancia.
—Solo un pequeño accidente en el trabajo. No es nada grave.
—Vamos, déjame curarte las heridas —insistió Yoko—. Pasemos por mi casa. Te prometo que no será un problema.
Faye dudó. Sabía que los padres de Yoko no estarían contentos con la idea de que pasara tiempo en su hogar, pero al ver la determinación en los ojos de Yoko, decidió dejarse llevar.
—Está bien, pero, ¿a tus padres les molestara que lleves a una policía? —Faye.
—Mis padres no viven conmigo. Vivo sola desde que decidí estudiar y no drogarme ni vender con ellos. Así que me mantengo sola, pago mis estudios y todo eso. No tengo que dar explicaciones a nadie —explicó Yoko mientras llegaban a su apartamento.
Una vez dentro, Yoko se puso a buscar el botiquín. Faye observó cómo se movía con gracia y confianza, sintiéndose afortunada de estar ahí. Cuando Yoko comenzó a limpiar las heridas, Faye se sintió vulnerable, pero también reconfortada.
—Gracias por esto —dijo Faye, mientras Yoko aplicaba una venda.
—De nada. Solo espero que no te metas en problemas por ayudarme —sonrió Yoko—. Sabes que soy una de las mejores de mi clase. No soy solo una pandillera.
Al llegar a la estación, Faye se sintió un poco nerviosa. Estaba consciente de que García podría haber informado a su jefe sobre su encuentro con Yoko. Como lo sospechaba, apenas entró en la sala de operaciones, el jefe la llamó.
—Faye, ven un momento —dijo con un tono serio.
Faye se acercó, preguntándose qué vendría a continuación.
—García me informó que acompañaste a Yoko hoy . ¿Es cierto? —preguntó su jefe.
Faye no negó nada.
—Sí, es cierto. La vi con muchas bolsas y le ofrecí ayuda.
El jefe asintió, pero antes de que pudiera continuar, García apareció, arrogante como siempre.
—Señor, creo que debería saber que ella se junta con una pandillera. Eso no es bueno para la imagen de la policía —dijo, con un tono de desprecio.
Faye sintió la ira burbujear dentro de ella, pero antes de que pudiera responder, el jefe se volvió hacia García.
—García, relátame lo de hoy, y no exageres. Lo que me importa es la verdad —dijo el jefe, con una mirada amenazante.
García comenzó a hablar, pero Faye estaba lista para defender a Yoko.
—Jefe, escuche. Yoko se mantiene sola, estudia y es una de las mejores de su clase. La gente con la que te juntas no necesariamente te influye si tienes claro lo que quieres en la vida.
El jefe miró a Faye, sorprendido, y luego a García.
—Faye tiene razón. No veo nada de malo en lo que hiciste. Si Yoko está esforzándose, deberíamos apoyarla, no criticarla —dijo el jefe, dejando a García en silencio, con la boca abierta.
Con una mirada despectiva, García salió de la oficina, frustrado por la intervención de Faye.
—Bien, Faye, me alegra saber que sigues teniendo una buena cabeza sobre tus hombros. Asegúrate de tener cuidado con esas relaciones. No todos en el barrio son como Yoko —concluyó el jefe, mientras Faye sonreía, satisfecha por haber defendido a Yoko.
Al salir de la oficina, Faye sintió que había hecho lo correcto. Su conexión con Yoko solo se fortalecía, y sabía que iba a luchar por ella, no solo en la estación de policía, sino en cada aspecto de su vida.
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Entre Lados: Amor y Ley
FanficEn un barrio donde las pandillas son parte del paisaje urbano, Faye es una oficial de policía comprometida con su deber. Su vida da un giro inesperado cuando se cruza con Yoko, una joven inteligente y decidida, atrapada en una pequeña pandilla que s...