Entre Lados: Amor y Ley

45 Conversación Pendiente

El día avanzaba en el hospital, y aunque Faye había logrado calmar su ira inicial, aún le pesaban las emociones mezcladas de culpa y remordimiento. Cuando su compañero entró nuevamente a la habitación, sus miradas se cruzaron y ambos sintieron que, por mucho que doliera, esa conversación era inevitable.

"¿Puedo hablar contigo afuera?" dijo él, con un tono suave, cargado de pesar. Faye ascendió, apretando por última vez la mano de Yoko antes de seguirlo al pasillo.

Una vez allí, él fue el primero en hablar, y su voz reflejaba una profunda tristeza. "Faye, no sabes cuánto lamento lo que pasó. Ni en mis peores pesadillas pensé que Yoko sería quien pagaría el precio de mi error... solo quería que el sospechoso bajara el arma rápido, que todos estuviéramos a salva."

Faye lo miró en silencio, procesando sus palabras, con un nudo en la garganta. Sabía que él no había tenido malas intenciones, pero el dolor de ver a Yoko en esa cama era demasiado.

"Sé que no querías que esto sucediera..." dijo Faye, la voz le temblaba ligeramente. "Pero cada vez que veo a Yoko así... siento que el mundo se me viene encima. Es como si ella fuera una parte de mí y, con ella en esa cama, yo misma estoy a medias, incompleta..."

Él ascendió, comprensivo, y dio un paso más cerca, con humildad. "¿Hay algo que pueda hacer para enmendarlo? Tal vez no logre calmar tu dolor, pero haré cualquier cosa para ayudar."

Faye lo miró profundamente, y aunque aún dolía, encontró en sus ojos el mismo sentimiento de preocupación que sentía ella misma por Yoko. "Solo prométeme que la próxima vez pensarás en lo que tienes que perder. No solo tú, sino todos nosotros. Somos un equipo, y aunque mi prioridad es Yoko, eso no significa que todos los demás no importen".

Su compañero ascendiendo, visiblemente conmovido. "Te lo prometo, Faye. Me aseguraré de no cometer el mismo error otra vez. Yoko... ella tiene una gran compañera en ti. Merece recuperarse y verte a su lado."

Con un suspiro profundo, Faye sintió que, aunque el dolor seguía latente, había una pequeña tregua entre ellos. Ambos regresaron en silencio a la habitación, y aunque las heridas seguían abiertas, sabían que harían todo lo posible por sanar, juntos y en honor a Yoko.