21 Entre Confesiones y Apoyos

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Después del tenso encuentro con su madre, subieron al departamento en silencio. Faye percibió que su amiga estaba sumida en una mezcla de emociones, así que decidió no presionarla, dejando que tomara su tiempo para procesar.

Una vez dentro, Yoko se dejó caer en el sillón, con los ojos fijos en el suelo. La luz tenue del apartamento reflejaba un lado de ella que Faye nunca había visto tan expuesta: la vulnerabilidad de una chica que cargaba más peso del que mostraba.

—¿Estás bien? —preguntó Faye, acercándose suavemente.

Yoko suspiro y asintió, aunque era evidente que no estaba convencida de sus propias palabras.

—Creo que... simplemente es raro, ¿sabes? Pensé que todo el asunto con mi madre estaba en el pasado, pero parece que siempre vuelve, como si algo de mí aún la buscara. —Yoko jugueteaba nerviosa con una pulsera en su muñeca, intentando calmarse.

Faye tomó asiento a su lado, respetando su espacio pero lista para apoyarla.

—No es fácil. Ella fue importante en tu vida, sin importar lo que haya pasado entre ustedes —respondió Faye, intentando no juzgar a pesar de haber escuchado lo difícil que había sido el pasado de Yoko.

Yoko la miró, con los ojos brillando levemente, como si estuviera luchando contra el dolor y el orgullo al mismo tiempo.

—Es irónico, ¿no? La única razón por la que me uní a esa pandilla fue para alejarme de su mundo, de las drogas, de ese ambiente oscuro. Y aún así, me persigue como si no pudiera deshacerme de eso —dijo, apretando los labios con frustración.

Faye asintio, entendiendo que la vida de Yoko había sido más complicada de lo que ella había podido imaginar. A veces, sus propias luchas parecían más simples en comparación con las de Yoko. Sintió una mezcla de respeto y cariño por esa chica que, a pesar de todo, luchaba por algo mejor.

—Pero ahora estás aquí, Yoko. Estás estudiando, estás construyendo tu vida. Nadie puede quitarte eso —dijo Faye con voz firme, mirándola directamente a los ojos.

Yoko irritante, agradecida por sus palabras.

—Gracias. No sabes lo que significa para mí tener a alguien que vea más allá de la "pandillera" que todos ven.

Hubo un momento de silencio. Faye observó cómo Yoko dejaba que sus barreras bajaran un poco, mostrando sus verdaderas emociones. Finalmente, Yoko se inclinó hacia ella, descansando la cabeza en su hombro.

—Gracias por estar aquí. En serio... pensé que estaría sola en esto.

Faye le dio una palmada en la mano y le escuchó.

—Siempre estaré aquí para ti, Yoko.

Las palabras parecían tener un peso especial, un mensaje no dicho entre líneas, y ambas lo sabían.

Entre Lados: Amor y LeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora