18. Éstos son los términos

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No recordaba muy bien porque había regresado a casa tan temprano aquel día

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No recordaba muy bien porque había regresado a casa tan temprano aquel día.

Su madre le dijo que entrara a la casa mientras ella iba a hacer algo rápido. Él como buen niño entró sin ningún problema. Sólo estaría solo unos minutos; en la escuela pasaba horas sin ella y se las ingeniaba, la casa no era razón de que preocuparse.

Estaba en silencio, lo que le parecía extraño, porque estaba tan acostumbrado a escuchar a su madre en la cocina, o pintando, que era algo que le encantaba ver.

Escuchó unas voces. Mamá había regresado, ¿pero cómo subió tan rápido? No importa, mejor ir con ella.

Subió las escaleras corriendo.

—¿Todo bien ahora?

Era la voz de su padre.

Se detuvo y caminó con cuidado hasta la habitación de sus padres. Seguro papá también regresó temprano como él. En cierta forma estaba emocionado de que los tres estén juntos, pero casi se cae cuando escucha otra  voz que no es la de su mamá.

—Sí. Ahora sí —hay un gemido—. Eres tan bueno en eso.

No hace ruido y se asoma por el pequeño espacio que han dejado en la puerta, y observa todo. Sus ojos se quedan tiesos. Deja de respirar.

—¿Y tu esposa? ¿Y tu hijo?

—Ella siempre se pierde, y el mocoso está en la escuela. Tenemos la casa para nosotros —dice su padre—. Mejor cállate y ven aquí.

Los gemidos por parte de ambos son lentos y silenciosos. Luego aumentan.

Tiene la noción de lo que hacen, pero lo que no comprende es porque papá no lo hace con mamá, sino con alguien desconocido. Y eso es malo. Es algo muy malo.

Al día siguiente su madre está al frente de él revisando sus cuadernos de la escuela. Encuentra una hoja con algo escrito y lo mira.

—¿Te sientes azul? —ella mueve la hoja que tiene escrito "Me siento azul"

—Sí.

—¿Me lo puedes explicar?

—Sólo me siento azul. ¿Está mal? —baja la cabeza.

—No. Todos nos sentimos azul en algún momento en nuestras vidas. ¿Por qué no me cuentas cómo te va en la escuela? —ella sonríe.

—¿Eso qué tiene que ver con la hoja?

—Puede que tenga o no que ver con ello. Ven. Siéntate conmigo. Déjame explicarte algo, ¿quieres?

Lo dudó por unos segundos.

Él sabía bien, al menos en su cabeza, que se sentía azul por lo que había visto el día anterior en su casa. Su padre estaba haciendo algo malo, y eso lo hacía sentir de tantas formas malas que no podía explicarlo con la cantidad de palabras que él se sabía. Quiso decirle a su madre lo que había visto, pero si lo hacía, ella seguro iba a llorar e iban a pelear como siempre. No quería eso. Quería que todos fueran felices. Así que decidió quedarse callado e ir a las piernas de su madre, que le comenzó a acariciar el cabello.

Sentirse azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora