La vida suele ser complicada para todos, y Aciano y Dalí de 20 años no son la excepción.
Aciano no puede estudiar la carrera de sus sueños porque trabaja sin descanso alguno para pagar la enorme deuda de su casa, y así proteger lo único que le da s...
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Siente que los dedos se le quiebran de tanto moverlos por los nervios de estar esperando a Dalí y no recibir ni siquiera un mensaje. ¿Habrá llegado a tiempo? ¿Habrá firmado? ¿Por qué no le dice nada? Ya ha pasado más de una hora desde que se fue y no tiene noticia. Se asfixia él mismo de tantos pensamientos. Sin embargo, también sabe que si firma Dalí tendrá que irse, y eso lo asfixia de la misma manera. Quiere ver a Dalí cumplir sus sueños, pero no quiere alejarse de él, más si llega a ser necesario... y se pregunta, ¿Será capaz de estar sin Dalí después de pasar meses estando tan unidos? Le da miedo conocer la respuesta.
El ruido de un motor lo saca de sus pensamientos. Mira por la ventana y no es la camioneta del padre de Dalí, es un carro gris y mucho más pequeño. Lo extraño de todo eso es que del vehículo baja Dalí del asiento copiloto.
—¿Dalí? —pregunta al salir de la casa.
Mientras baja las escaleras ve como otro hombre se baja de atrás y el carro espera.
—¿Quién es? —pregunta.
—Es Saúl, el productor.
—Eso quiere decir que...
—Sí. Firmé el contrato.
—¡No puede ser, Dalí! —se tira en sus brazos para abrazarlo— ¡Felicitaciones!
—¿Puedes creerlo? ¡Voy a comenzar oficialmente como músico!
—Te dije que lo ibas a lograr —besa a Dalí apasionadamente. Luego mira a Saúl que los mira con cara de sorpresa—. Muchas gracias por confiar en el talento de Dalí.
—Mis ojos no se equivocan. Sólo es eso. Entonces tú eres la persona por la que Dalí dudaba en irse.
—¿En serio lo dudaste?
—Como no tienes ni idea —responde Saúl por Dalí.
—¿Y qué te hizo cambiar de opinión?
Dalí sonríe.
—También fuiste tú. Últimamente andas mucho en mi cabeza.
—¿A qué te refieres qué también fui yo?
—El contrato dicta que al firmar tengo que irme a la fecha ya estipulada. La fecha es hoy. Tengo que irme hoy.
—¿Qué? —se aleja levemente de Dalí.
Mira a Saúl confundido y luego vuelve a Dalí. Tiene una cara triste. Sabía que se iría, pero no tenía en consideración que fuera tan rápido. Eso es tan... tan doloroso.
—No termino de entender. ¿Qué influí yo para que tomaras esa decisión?
—No podía dejarte aquí solo con todas las cosas que están pasando. Sky, tu casa, tu padre. Por eso para firmar pedí una condición única.