Es la gran noche de Dalí, mucho más grande que la noche de la primera prueba, y si en la anterior estaba nervioso, esta ves está que explota de nervios.
Tiene ganas de reírse de su comportamiento, pero no es lo ideal, pero no puede evitar sonreír mientras ve como Dalí da vueltas por toda la casa, bajando y subiendo las escaleras, trayendo consigo montones de ropas que seguramente no va a usar, llevando la guitarra de un lado a otro, haciendo miles de preguntas. Sí, no es lo ideal reírse, pero cuando Dalí se queda estático con unas corbatas en la mano preguntándole sí debería usar alguna de ellas, explota.
—¡¿De qué te ríes?!
—¡De ti!
—¡Es en serio la pregunta! —Dalí se coloca las corbatas hipotéticamente— ¿Tú qué crees?
—Esas corbatas no van con la ropa que te piensas poner.
—¡Si ni siquiera sé qué ropa me voy a poner! —se queja cómo un niño ante todo el desorden de prendas que hay en la sala.
—¡Yo no te mandé a bajar todo esto!
—Pero quería tener opciones. Esta noche es muy importante y la primera impresión cuenta mucho.
—Pues tu primera impresión fue fantástica, ¿o no te acuerdas? Todos te alabaron.
—Eso fue la prueba pasada, hoy es otro día, otra prueba, y otra intención. Todos los que pasamos vamos a dar la vida en ese escenario. Necesito en serio pasar.
—Bien, ¿qué quieres usar?
—Quiero algo formal, pero que no sea tan formal, ¿sabes? Por ejemplo un traje, no quiero nada de eso.
—¿No quieres algo que se parezca a ti?
—También. Quiero que todos sepan quién soy, dejar una marca.
—Bueno, entonces busquemos todas las chaquetas que hayan aquí.
—¿Cómo sabes que quería usar chaqueta?
—Has vivido aquí más de un mes conmigo, te he tenido en mi cama, Dalí, es claro que voy a saber cómo es tu estilo de vestir.
—Tiene sentido para mí. También me sé tu estilo.
—Bueno, entonces busquemos.
No fue ninguna sorpresa que la mayoría de ropa que Dalí haya traído fueran sido chaquetas. Tuvieron que separarlas por grupos para encontrar las que fueran formales pero no tanto y que a la vez no parecieran que su dueño fuera un delincuente. Luego de que Dalí estuviera totalmente vestido, se mira en el espejo, asombrado.
—Tenemos buen sentido de la moda, ¿no crees? —Dalí se toma la chaqueta mientras se mueve para ver cada minúscula parte de su cuerpo.
—Te ves increíble —lo abraza por la cintura.
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Sentirse azul
Novela JuvenilLa vida suele ser complicada para todos, y Aciano y Dalí de 20 años no son la excepción. Aciano no puede estudiar la carrera de sus sueños porque trabaja sin descanso alguno para pagar la enorme deuda de su casa, y así proteger lo único que le da s...