6

308 33 32
                                    

--------------------

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

--------------------

Aeryn

Una semana después de haber pasado mi cita improvisada con Ben Danner, mi vida volvió a ser monótona e insípida.

Y estaba muy feliz por eso.

Walter aceptó la beca sin pensarlo dos veces. Dio algo de lucha, pero papá movió algunos hilos para que Walter se "ganara" entradas exclusivas VIP a dos partidos del Inter de Miami, lo que lo hizo aceptar su beca de inmediato. Incluso lloró un poco y besó los boletos en plena facultad, de rodillas, mientras sus amigos lo abrazaban tan emocionados como él. Hay un video de eso circulando en internet con una canción de Madonna de fondo.

Aun no entiendo como pude acostarme con él.

No he vuelto a ver un Lamborghini negro aparcado justo fuera de mi trabajo, y aunque eso me ha puesto un poco menos feliz, sé que es lo mejor.

Ben Danner puede ser el hombre de mis sueños, tan guapo y místico que puede hacer que cualquier persona que guste de los hombres, caiga de rodillas, pero no me gusta que me sigan y que básicamente me acosen porque piensan que soy una mala persona solo por no hacer algo que él hubiera hecho.

Tengo autoestima y eso significa que no voy a dejarme acosar o insultar por nadie.

Por más precioso, sexy y hermoso que sea.

—¿Qué hubieras hecho en mi lugar, Magdalena? —le pregunto a mi gata y casi puedo escucharla bufar, mirando en mi dirección con sus grandes ojos verdes, antes de mirar al frente y seguir observando la vida pasar sobre su rascador—. Sé que es Ben Danner y todo eso, pero creo que la vida es mucho mejor siempre y cuando él sea una estrella a la cual yo no puedo alcanzar, por mucho que me estire.

Me mira otra vez y acaricio su cabecita, ella cierra sus ojitos mientras se relaja. Ha perdido su ronroneo con el paso de los años, me asusté mucho y le llevé a varios veterinarios, pero todos me dijeron que es normal en algunos gatos ya no ronronear porque encuentran métodos más efectivos para comunicarse.

—¿Crees que sí estuvo coqueteando conmigo? —le pregunto y ella lame mi mano con su lengua áspera—. Te contaría todo lo que ha pasado, pero estás esterilizada, no creo que me entiendas.

—¿Magdalena ya te dio algún consejo valioso? —pregunta Beth, entrando en la sala de estar, vistiendo su camiseta de Juilliard y unos pantalones de mezclilla grises.

Entrecerré mis ojos hacia ella, fijándome en su cabello rubio despeinado y el moretón en su cuello.

—Estuviste con alguien anoche.

Sonríe, yendo a la cocina. La sigo.

—Sí, y deberías hacer lo mismo. Has tenido una semana llena de estrés.

La Adicción de Ben (WA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora