*¡Nuevo capítulo todos los martes y jueves!*
Un encuentro, una mirada, una voz, solo eso es suficiente para que alguien se meta en tus venas y se convierta en todo tu mundo.
El estoico Ben Danner ya tiene mucho con lo qué lidiar en su vida; una vid...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
--------------------
Aeryn
Ben se ha ido hace nueve días, catorce horas y treinta y seis minutos, pero ¿quién está contando?
Lanzo un bufido.
—Yo, yo estoy contando.
—¿Con quién hablas? —Hilary se gira en su asiento para mirarme como si estuviera completamente loca.
Le doy una sonrisa de disculpa y ella se gira en su asiento, mirando al frente de nuevo.
Mi lápiz golpetea el cuaderno frente a mí, reflejando la ansiedad que siento. No debería sentirme así, no por Ben Danner al menos, sin embargo, no puedo evitar sentir lo que siento. No puedo dejar de añorar su toque sobre mi piel, su respiración golpeando mi cabello cuando me abraza, sus labios sobre los míos en un corto beso, ambos temerosos de ir más lejos.
Pero quiero ir más lejos.
Quiero algo más que un beso, si soy del todo honesta.
Soltando otro bufido, apoyo mi espalda contra el espaldar de mi asiento y miro al techo. Hay una gran obra de arte sobre mi cabeza, cosa que no es extraño ya que esta es una de las universidades más lujosas de Norteamérica, pero lo que me hace fruncir el ceño, es lo que el arte quiere representar. Hay un hombre vestido de negro con un fondo opaco a su alrededor, que le da un aire demoniaco, y al otro lado, hay una mujer con un aura clara, la pureza rodeándole, parece un ángel. El hombre (o demonio) extiende su mano hacia ella como si quisiera arrastrarle a la oscuridad, ella lo mira tentada, pero aún no acepta su mano por temor.
Pienso en Ben y en mí. Él me recuerda al demonio en la oscuridad, y a pesar de que el ángel aún no haya aceptado darle la mano a su demonio, me imagino que está como yo; tentada a descubrir qué hay dentro de la oscuridad, las cosas que esconde del mundo y que le cuesta tanto mostrar, todos sus demonios, sus razones por las que es como es, la forma en que me encantaría hundirme en su oscuridad por completo cuando lo único que he visto en mi vida ha sido la molesta claridad.
Quisiera dejarme corromper, pero al mismo tiempo, siento mucho miedo.
¿Algún día caeré? ¿La mujer angelical le dio la mano al demonio en ese mundo distópico, así como se nota en su rostro que quiere hacerlo?
Suelto un suspiro y niego con la cabeza, alejando esos pensamientos de mi mente.
No todo tiene que ver con Ben y conmigo. Debería dejar de buscar señales donde no las hay.
Me incorporo y miro la hora en mi teléfono. Aún faltan quince minutos antes de que empiece la clase de Historia de la Moda Oriental y no tengo muchas ganas de ver a la profesora Kim, pero...
Una llamada entrante se refleja en la pantalla de mi teléfono, alejándome de mis pensamientos.
Miro a mi alrededor, aún no se ha llenado del todo el salón de clases, pero no soy una maleducada como para contestar en pleno auditorio, así que me pongo de pie y subo las escaleras, contestando la llamada.