38

322 35 13
                                    

----------------------

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

----------------------

Aeryn

El marcador del teléfono suena una y otra vez en lo que espero a que mis padres contesten la videollamada.

No he hablado mucho con ellos desde hace casi dos meses, además de sus llamadas de control que suelen hacer dos veces a la semana. La última vez que conversamos profundamente fue cuando discutimos sobre mi amistad con Ben, y no fue una conversación amena exactamente, así que no sé cómo podría funcionar esta vez.

Por varios días no contesté sus llamadas porque pensé que tenían razón una vez Ben y yo dormimos juntos, pero esos sentimientos cambiaron al momento en que Ben y yo empezamos realmente a salir y pude entender el porqué de sus barreras. Sabía que ellos no serían capaces de entender su corazón, no tanto como yo lo estoy comprendiendo cada vez más. Además, quise disfrutar nuestra relación solo por un tiempo en el que éramos él y yo contra el mundo.

Pero ahora, tengo la necesidad de decirles.

Prefiero que lo sepan por mí, antes de que lo descubran por sí mismos.

Y estoy muy segura —por la actitud sobreprotectora y vigilante de Max— que papá está sospechándolo.

—Hola, cariño —dice mamá al contestar, con su entusiasmo marcado.

Siento un poco de culpa al ver su rostro amigable y sus ojos verdes brillantes, no he hablado tanto con mamá y la he extrañado muchísimo.

—Hola, mami —murmuro antes de lanzar un suspiro—. ¿Papá está por ahí?

—Dile a esa malcriada que no estoy —gruñe papá al fondo, en el fallado intento de un susurro.

Puede que sea un hombre pequeño, pero su voz es alta y fuerte.

—Papá, te escuché —digo y escucho su gruñido de respuesta.

—Adam, no seas inmaduro. —lo riñe mamá—. Han pasado meses, ya supéralo.

—No —vuelve a gruñir.

Veo como mamá coloca sus ojos en blanco, antes de empezar a moverse por la habitación hacia Dios sabe dónde. Por un momento desaparece de mi vista y yo me quedo mirando el techo de nuestra casa, sin saber qué hacer, solo mirando hacia la cámara sin saber qué hacer hasta que veo como mamá se sienta en el sofá junto a mi papá y apoya el teléfono en algo para que así logre verlos a ambos.

—No, no... ¡Laura! —gruñe cada vez más alto mi padre, mientras intenta alejar el rostro de la cámara.

—¡Es tu hija, Adam! —esta vez mamá le gruñe.

—¡Ella me gritó!

Mamá coloca sus ojos en blanco.

—Vamos, Adam, como si tú nunca le hubieras gritado a tu padre.

La Adicción de Ben (WA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora