Cspitulo 60

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Después de la ceremonia, los invitados comenzaron a salir de la iglesia, sus pasos resonando sobre el suelo empedrado mientras el sol se ponía lentamente, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. La brisa del mar seguía acariciando sus rostros, y el aire estaba impregnado con el dulce aroma de las flores que adornaban el entorno. Valentina y Harry caminaron juntos, de la mano, en medio del bullicio de la gente que se desplazaba hacia el salón donde se celebraría la fiesta.

El salón, una hermosa construcción de estilo clásico, estaba a solo una cuadra de la iglesia, y desde allí se podía ver la línea del mar. La pista de baile al aire libre estaba perfectamente iluminada, y las mesas estaban adornadas con flores frescas y velas, creando un ambiente acogedor y sofisticado.

Mientras caminaban, Harry estaba en conversación animada con Niall y Zayn, quienes le contaban alguna anécdota graciosa sobre la boda, riendo entre ellos. Valentina, aunque disfrutaba del ambiente, sentía una ligera tensión en el aire. Harry había estado distraído durante toda la ceremonia, y su mirada se había perdido varias veces, aunque en ese momento parecía disfrutar del momento con sus amigos.

— ¿Qué tal si vamos por unas copas? —sugirió Niall mientras se acercaba a la mesa de bebidas.

Harry asintió, pero antes de que pudiera dar un paso, se giró hacia Valentina.

— ¿Estás bien, cariño? —preguntó, con una sonrisa suave, tocando su brazo.

Valentina lo miró y sonrió levemente, aunque aún sentía que algo en el ambiente no estaba del todo bien.

— Sí, solo pensaba en lo que pasó hoy, Harry... —respondió, tomando un respiro—. Fue una boda hermosa.

Harry la miró a los ojos, con la calma habitual que le daba su relación, y asintió.

— Lo fue... Pero lo que importa ahora es que estamos aquí, juntos —dijo con convicción.

Valentina no pudo evitar sonreír. Era una sonrisa pequeña, pero sincera, y le dio una leve caricia en el brazo, mostrando que, aunque las tensiones del pasado aún rondaran por su mente, el momento de hoy les había dejado algo de paz.

Cuando llegaron al salón, las luces suaves y cálidas creaban una atmósfera perfecta para la fiesta. Los músicos empezaron a tocar una melodía suave de jazz, y varios de los invitados comenzaron a saludar a los novios, felicitándolos por su unión.

La celebración estaba en pleno auge, y la felicidad en el aire era palpable. Anne y Ryan, quienes habían llegado al salón poco antes, estaban rodeados de amigos y familiares, disfrutando de su primer momento como marido y mujer. Sin embargo, el foco de atención de la noche, aparte de los recién casados, se desvió momentáneamente hacia la pareja que caminaba junta por el salón: Harry y Valentina.

Anne se acercó a ellos, su rostro iluminado por una sonrisa brillante, la felicidad palpable en cada paso que daba. La fiesta había comenzado y, aunque la atención estaba sobre los recién casados, ella no podía dejar de mirar a Harry y Valentina, su mirada llena de gratitud y emoción.

— ¡Harry! ¡Valentina! —exclamó Anne, con una sonrisa de oreja a oreja mientras se acercaba para abrazarlos—. ¡Estoy tan feliz que estén aquí! No puedo creer que este día haya llegado.

Valentina fue la primera en abrazarla, dándole un cálido apretón mientras le decía:

— ¡Qué hermosa está todo, Anne! Te lo mereces tanto. ¡Estoy muy feliz por ti!

Anne sonrió, disfrutando del momento, y luego miró a Harry, sus ojos brillando con orgullo. Después de todo lo que habían pasado juntos, ver a su hijo a su lado en un día tan significativo era un momento de mucha emoción.

Verano en Outer banks Donde viven las historias. Descúbrelo ahora