Capitulo 69

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Harry comenzó a ir a terapia con regularidad, y aunque sus ataques de ira eran menos frecuentes, seguía lidiando con una gran ansiedad que no lograba controlar del todo. A pesar de sus avances, había algo que lo consumía por dentro: los celos y la posesividad hacia Valentina. Ella seguía saliendo, riendo y divirtiéndose, pero Harry se sentía cada vez más inseguro al ver cómo se comportaba, especialmente con JJ, su ex.

Era una tarde de miércoles cuando Harry llevaba a Gemma a la casa de una amiga después de pasar el día juntos. Mientras charlaban de camino, Harry echó un vistazo al bolso de Gemma que ella llevaba en el regazo. La cartera le resultaba familiar.

Harry (con curiosidad, frunciendo el ceño): ¿Y esa cartera?

Gemma (sin mirar el bolso, distraída con su teléfono): ¿Esta? Ah, es de Valentina. La última vez que vino, me la prestó porque me encantó. Es una Chanel que adoro, siempre la había visto en sus redes, y le pedí que me la prestara.

Harry sintió como si algo pesado le cayera sobre el pecho. La cartera de Valentina. Esa misma cartera la había visto ella llevar varias veces, pero nunca imaginó que la estuviera prestando a otras personas, especialmente a Gemma. Algo tan simple como un bolso lo hizo sentir una oleada de incomodidad, como si algo estuviera fuera de lugar. El sentimiento de celos lo empezó a invadir de nuevo.

Harry (en tono más serio, controlándose): No la ensucies, ¿vale?

Gemma lo miró por un momento, sorprendida por la dureza en su tono. Harry no solía ser así, y Gemma sabía que algo no estaba bien.

Gemma (con una sonrisa nerviosa): Relájate, Harry, la cuidaré como si fuera mía.

Harry asintió, pero la sensación de incomodidad no desapareció. ¿Por qué le molestaba tanto? Valentina y él no tenían un título claro, pero aún se veían con frecuencia, y eso lo hacía sentir una mezcla de emociones contradictorias. Él quería estar cerca de ella, pero sus celos seguían siendo una sombra constante.

Harry (en voz baja, murmurando para sí mismo): Esto no tiene sentido...

Gemma lo miró con curiosidad, pero no dijo nada más. A medida que llegaban a la casa de la amiga de Gemma, Harry se quedó pensando en la relación que tenía con Valentina. No era su novia, pero su comportamiento con los demás la hacía sentir como si fuera algo más. La idea de que ella estuviera tan cerca de otras personas, especialmente de su ex, lo hacía sentir una incomodidad indescriptible.

Esa noche, mientras Harry se quedaba en su casa, pensaba en lo sucedido. ¿Estaba siendo demasiado posesivo? O, por el contrario, ¿tenía derecho a sentirse molesto por la cercanía entre Valentina y JJ? La ansiedad y los celos lo estaban consumiendo de una forma que no podía evitar.

Harry (hablando consigo mismo): No puedo seguir así. Tengo que confiar en ella...

Pero algo en su interior seguía diciendo lo contrario. Las palabras de Gemma sobre la cartera no hicieron más que alimentar esa semilla de duda en su cabeza. Harry estaba luchando para no perder el control.

Esa noche, después de todo lo que había pasado con la cartera de Valentina, Harry no podía dejar de pensar en ella. Las palabras de Gemma resonaban en su mente, y una sensación incómoda se apoderó de él. Quería verla, hablar con ella, aclarar las cosas. Así que decidió llamarla.

Harry (por teléfono, con tono suave pero tenso): Valentina... ¿puedes venir a mi casa? Necesito hablar contigo.

Valentina no dudó. Sabía que las conversaciones entre ellos últimamente tenían un tono diferente, algo más pesado, pero aún así sentía una especie de necesidad de estar cerca de él. Algo en la forma en que Harry la llamaba la hacía sentir una mezcla de inseguridad y protección.

Verano en Outer banks Donde viven las historias. Descúbrelo ahora