Verano en Outer banks

Capitulo 35

Michael había llamado a Valentina esa misma tarde, su voz forzada de dulzura y preocupación resonó al otro lado de la línea.

"Por favor, hija... ven a cenar a casa esta noche. Quiero presentarte a Susan y a la pequeña Lucy como corresponde. Es importante que estemos todos juntos."

Valentina no quería ir. Sentía que algo en el aire no estaba bien, pero al mismo tiempo, la voz de su padre, aunque insistentemente amable, la empujaba a aceptar. No podía rechazarlo. "Está bien", respondió finalmente, aunque sabía que la noche no sería fácil.

Se vistió con un vestido blanco de lino, corto y cómodo, que contrastaba con la oscuridad que sentía dentro de sí. Completó su look con unas botas, buscando de alguna manera sentirse más segura. Antes de salir, intercambió algunos mensajes con JJ, quien la calmaba un poco. Le prometió que todo estaría bien y que, si lo necesitaba, podría llamarlo en cualquier momento. Pero aún así, una sensación incómoda de lo que podría suceder esa noche se cernía sobre ella.

Al llegar a la casa de Michael, un nudo se formó en su estómago. Abrió la puerta y la primera figura que vio fue la de Susan, una mujer amable, de rostro suave y sonrisa fácil. Lucy, la hija pequeña de Michael y Susan, la observaba desde el comedor, un tanto reservada. La pequeña parecía tranquila, pero había algo en la atmósfera que parecía diferente a lo que Valentina había esperado.

Susan la saludó con una amabilidad que no pudo disimular, e inmediatamente comenzó a charlar sobre cosas triviales. "¡Qué bueno que pudiste venir, Valentina! Yo y Lucy hemos oído tanto de ti."

Valentina forzó una sonrisa, pero sus pensamientos seguían en otra parte. No podía dejar de pensar en los mensajes de JJ, que llegaban en su teléfono constantemente. Durante toda la cena, su mente estaba enfocada en él, contestando cada mensaje con breves respuestas, buscando alguna forma de distraerse de la situación incómoda que se desarrollaba frente a ella.

La cena había empezado de manera tranquila, pero Valentina podía sentir la creciente tensión en el aire. Michael, siempre el hombre que quería controlar todo, se veía cada vez más frustrado por la actitud de su hija. Ella estaba en su teléfono, respondiendo mensajes de JJ, sin mostrar mucho interés en las conversaciones que se mantenían en la mesa. Susan, intentando hacer que la noche fuera amena, hablaba de temas triviales sobre la vida en Outer Banks, pero Valentina no podía evitar sentirse incómoda.

En un momento, Michael perdió la paciencia. La mirada de frustración que llevaba dentro desde el principio de la cena finalmente estalló. Golpeó la mesa con su mano, haciendo que los vasos y platos vibraran.

"¡Valentina, basta! ¡No puedes estar todo el tiempo mirando ese teléfono! ¿Qué te pasa?", su voz se alzó, llena de rabia contenida.

Valentina levantó la cabeza, sorprendida, pero no asustada. Se quedó en silencio un momento, antes de responder con calma, pero de forma cortante, mirando a su padre directamente a los ojos. "No me estás diciendo nada nuevo, Michael. No me interesa hablar contigo."

Michael, ante su desdén, apretó los dientes, los ojos llenos de enojo. El ambiente se volvió pesado, y la tensión era palpable. "¡¿Qué te pasa?! ¡No eres una niña! ¿No te das cuenta de lo que estoy intentando hacer por ti?"

Valentina, sin poder soportarlo más, se levantó de su asiento. "No tienes que hacer nada por mí. No necesito tus lecciones de vida. Solo quiero ser yo misma, sin tus presiones."

Con esas palabras, la mesa pareció resquebrajarse en silencio. Michael, en un arrebato de furia, azotó la mesa con su palma abierta, haciendo que los platos y copas retumbaran con fuerza. Valentina, al sentir la violencia del golpe, perdió el control momentáneamente. Su mano fue a la mesa, buscando apoyo, pero accidentalmente tocó un vaso roto. El cristal cortó su piel con facilidad, y una ligera gota de sangre comenzó a brotar de su mano.