Capitulo 38

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Mientras regresaban por la playa a la casa de Jhon B , ya de noche, la oscuridad envolvía el camino y el ambiente se volvía más misterioso. A lo lejos, entre los árboles, apareció una casa vieja y deteriorada, con ventanas rotas y una cerca caída que apenas se mantenía en pie. Había algo inquietante en ese lugar, una sensación extraña que hizo que el grupo de amigos se detuviera.

Valentina miró la casa, sintiendo una mezcla de curiosidad y temor.

Valentina: No pienso entrar ahí – dijo con firmeza, cruzándose de brazos mientras miraba la casa con desconfianza.

Sarah, al lado de Valentina, también observó la casa, sus ojos reflejando dudas.

Sarah: Yo menos. – respondió, asintiendo con la cabeza, como si las leyendas locales de Outer Banks sobre esa casa realmente la intimidaran.

Kiara, aunque un poco nerviosa, se acercó al grupo, mirando la casa con algo de interés.

Kiara: Vamos, chicos. ¿Quién no ama un buen misterio? Yo escuché que esta casa fue de unos pescadores locos, que se decía que se metían con cosas raras. ¿Qué tal si le echamos un vistazo?

Jhon B, que caminaba unos pasos adelante, frunció el ceño y se acercó al grupo con una sonrisa juguetona.

Jhon B: ¡¿Qué pasa?! Vamos, si entramos, quizás descubrimos el tesoro escondido de esos pescadores locos. Y si no, siempre podemos salir corriendo como si viéramos un fantasma. – bromeó, intentando aligerar el ambiente.

Pope, con cara de preocupación, miraba la casa, sin atreverse a acercarse demasiado.

Pope: Yo no sé, chicos. Todo Outer Banks tiene historias diferentes sobre esa casa. Algunos dicen que está maldita, otros dicen que es un lugar lleno de secretos. ¿Y si estamos metiéndonos en algo que no entendemos?

JJ se acercó y puso un brazo sobre el hombro de Valentina, dándole una sonrisa tranquilizadora.

JJ: Vamos, amor. Si te da miedo, yo te protejo, ¿ok? – dijo en tono juguetón, pero con un toque de seriedad, notando la incomodidad de su chica.

Valentina, aunque lo pensó por un momento, soltó una risa nerviosa.

Valentina: No me hagas promesas que no puedas cumplir, JJ. – respondió, aunque una parte de ella quería seguir la curiosidad del momento.

Sarah: Yo no pienso ir. ¡Nadie me paga por investigar lugares misteriosos a esta hora de la noche! – dijo Sarah, alzando las manos como si no tuviera nada que ver con la situación.

Kiara, un poco más decidida, dio un paso hacia la casa.

Kiara: A mí me da igual. No soy una cobarde. Y si algo pasa, al menos tenemos la historia más épica para contar. – se encogió de hombros.

Mientras discutían si acercarse o no, el viento aumentaba, haciendo que las ramas de los árboles crujieran y la puerta de la casa abandonada se moviera con un sonido sordo.

Valentina: ¿Escucharon eso? – dijo en voz baja, mirando a todos con una expresión que reflejaba incertidumbre.

El grupo permaneció en silencio por un momento, sintiendo que la atmósfera del lugar se volvía más densa. De repente, una luz fugaz brilló a través de la ventana rota de la casa, lo que aumentó el misterio.

Jhon B, como siempre, buscando que el grupo no se sintiera demasiado tenso, sonrió y apuntó hacia la casa.

Jhon B: Chicos, no pasa nada. Solo hay una forma de saber si esas historias de terror son verdad o no. Vamos a investigar, ¿quién se atreve?

Verano en Outer banks Donde viven las historias. Descúbrelo ahora