Capitulo 56

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Después de un par de horas de fiesta, Harry ya estaba bastante tomado. El alcohol había comenzado a hacer efecto, y cuando Harry se emborrachaba, su comportamiento cambiaba por completo. Se volvía más intenso, cariñoso y, a veces, un poco impulsivo. El ambiente a su alrededor ya era borroso, pero todo lo que podía pensar era en Valentina.

Mientras ella se había ido con sus amigas a disfrutar de la fiesta, Harry estaba con sus amigos, pero su mente no dejaba de buscarla. No tardó mucho en encontrarla, allí, afuera de la casa, conversando con Kiara mientras sostenía un vaso de agua en las manos.

Valentina, al notar la presencia de Harry acercándose, levantó la mirada y vio cómo caminaba hacia ella. Había algo en su actitud que indicaba que él estaba lejos de estar sobrio, pero su sonrisa era amplia, casi traviesa.

—¿Qué haces aquí fuera? —preguntó Harry, acercándose a Valentina con una mirada fija en ella. Su voz estaba algo arrastrada por el alcohol, pero llena de esa intensidad que solo aparece cuando está borracho.

Valentina se dio cuenta al instante de que él no estaba en su mejor estado, pero no podía evitar sentir algo por la cercanía y la forma en que la miraba.

—Solo estoy tomando un poco de aire —respondió Valentina, aunque sus ojos se desviaron hacia su vaso de agua, sintiendo la presión de la situación.

Kiara, viendo lo que ocurría, se echó atrás con una sonrisa cómplice.

—Yo me voy a bailar —dijo Kiara, antes de alejarse, dejándolos a solas.

Harry no tardó en acercarse más a Valentina, tomando su brazo con una suavidad que contrastaba con la intensidad de sus ojos. Estaba cerca de ella, demasiado cerca, y Valentina pudo sentir la calidez de su cuerpo.

—Te extrañaba —dijo Harry con voz grave, mientras dejaba caer su mano sobre la cintura de Valentina, acariciándola suavemente. Sus dedos temblaban ligeramente, pero su mirada seguía fija en ella.

Valentina, algo nerviosa, intentó mantener una distancia. Sabía que él estaba borracho, y no quería que las cosas se salieran de control, aunque no podía negar la atracción que sentía por él.

—Harry, ¿estás bien? —preguntó con una sonrisa nerviosa, mirando sus ojos brillantes y su postura errática.

Harry se acercó aún más, casi como si no escuchara sus palabras.

—Estoy perfecto, solo quiero estar cerca de ti —respondió, con una mirada fija en sus labios. El aire entre ellos se volvió denso y cargado, como si el tiempo se detuviera en ese instante.

Valentina sintió un pequeño estremecimiento, pero antes de que pudiera reaccionar, Harry la tomó suavemente por la cintura y la acercó a él.

—¿Sabes cuánto te deseo? —susurró cerca de su oído, su aliento cálido sobre su piel.

Valentina, un poco sorprendida por la intensidad de sus palabras, intentó apartarse ligeramente, pero Harry la retuvo con más fuerza, esta vez con una mirada que no dejaba lugar a dudas.

—No quiero que te vayas —dijo, sus palabras algo entrecortadas por el alcohol, pero claras en su deseo.

El momento se hizo aún más tenso. Valentina estaba atrapada entre su deseo y la necesidad de mantener las cosas bajo control. Mientras él la sostenía, ella no pudo evitar sentirse un poco abrumada, pero también cautivada por la intensidad de su mirada.

La fiesta continuaba en el interior de la casa, pero para ellos dos, en ese preciso momento, todo parecía detenerse.

Valentina, al ver que Harry ya estaba algo fuera de sí por el alcohol, decidió alejarlo un poco del bullicio de la fiesta. Con un suspiro, le hizo una señal para que lo acompañara.

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