A la mañana siguiente...
Pablo llevaba horas dándole vueltas a la cabeza. No había dormido. Cada vez que intentaba cerrar los ojos, las imágenes de Malú y aquel hombre desconocido volvían a atormentarlo. Necesitaba enfrentarla, escuchar de su propia boca lo que había pasado.
Sin pensarlo mucho más, salió de casa, cogió un taxi y se dirigió a su piso. Subió las escaleras a toda prisa, sus pensamientos acelerados, confusos. Cuando llegó frente a su puerta, respiró hondo antes de llamar.Unos segundos después, la puerta se abrió lentamente.
—¿Pablo? —La voz de Malú sonaba sorprendida, casi temerosa.
Él permaneció en silencio, mirándola con los ojos cargados de dolor. Ella estaba despeinada, con ropa cómoda, y por un momento parecía haber querido sonreír, pero la expresión de su rostro se tornó seria al darse cuenta de lo que él quería.
—¿Podemos hablar? —preguntó finalmente, su voz tensa.
Malú asintió rápidamente, abriendo un poco más la puerta. Pero justo cuando Pablo iba a entrar, su mirada se desvió hacia el interior, donde Óscar les observaba.
Pablo se quedó inmóvil, su mandíbula tensándose al ver al hombre mirandoles. No dijo una palabra, pero sus ojos lo decían todo.—¿Quién es? —preguntó Óscar con tono neutro, observándolo de arriba abajo.
—No importa. —La voz de Pablo sonó fría y contenida, mirando a Malú como si buscara una respuesta. Ella desvió la mirada al suelo, incapaz de sostenerla.
—Pablo, yo... —empezó a decir Malú en un susurro, pero él levantó una mano, deteniéndola.
—No. No quiero explicaciones. Ya lo he entendido todo. —Su voz era amarga, cargada de decepción. Retrocedió un paso, mirando nuevamente a Óscar, quien lo observaba con curiosidad y un leve gesto de burla en el rostro.
Malú intentó dar un paso hacia él, pero Pablo levantó la mano, impidiéndoselo.
—No hace falta que te molestes. Esto se acaba aquí, no quiero volver a verte.
Dicho esto, se giró y se fue, bajando las escaleras con el corazón destrozado y la sensación de que algo dentro de él se rompía.
Malú cerró la puerta lentamente, sus manos temblando mientras apoyaba la frente contra la madera. Su respiración era agitada, y cuando se giró, lo vio. Oscar estaba detrás de ella, mirándola con una expresión oscura, sus ojos brillando de una mezcla peligrosa de rabia y satisfacción.
—Así que... —dijo con una sonrisa fría mientras daba un paso hacia ella—. Ese era el otro. El famoso Pablo López...
Malú tragó saliva, retrocediendo un poco.
—Óscar, no es lo que piensas.
—¿Ah, no? —interrumpió, su tono bajo pero amenazante—. Porque yo creo que es exactamente lo que pienso. Ese es el hombre con el que te acostaste, ¿verdad?
Ella intentó hablar, pero las palabras no salían. Óscar se acercó más, invadiendo su espacio personal mientras ella seguía retrocediendo hasta que su espalda chocó contra la pared.
—Dime la verdad, Malú. —Su voz era suave, pero peligrosa—. ¿Ese era él? ¿Ese es el idiota por el que me pusiste los cuernos?
—Óscar, por favor... —susurró ella, sus ojos llenos de lágrimas—. Todo esto ya pasó. Estoy contigo ahora.
—¿Estás conmigo? —repitió, soltando una risa amarga mientras colocaba una mano en la pared junto a su cabeza, acorralándola—. Después de lo que acabo de escuchar, no estoy tan seguro.
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Entre notas y secretos.
RomanceMalú, una periodista musical de 28 años, asiste a una fiesta en un bar de la capital junto a dos amigos. Esa noche, el dueño del local, Pablo López, un principiante músico de 26 años, celebra su cumpleaños con un concierto especial. La voz de Pablo...