Unos dias después...
El reloj marcaba las once de la mañana cuando Malú decidió marcar el número de la mujer con la que había hablado días atrás. Mientras esperaba que contestara, sentía el corazón acelerado, como si con cada pitido se acercara más a un abismo desconocido.
—¿Hola? —la voz femenina sonaba cautelosa al otro lado de la línea.
—Hola, soy Malú. Hablamos hace unos días sobre... Óscar.
Hubo un breve silencio.
—Sí, me acuerdo. ¿Cómo estás?
Malú titubeó. ¿Cómo podía responder algo tan simple cuando su vida estaba patas arriba?
—He estado mejor. —admitió, su voz un poco temblorosa—. Quería saber si podríamos vernos. Creo que necesitamos hablar.
La mujer suspiró, y Malú pudo imaginarla asintiendo al otro lado.
—Sí, tienes razón. Esto no podemos dejarlo así. ¿Puedes quedar hoy?
—Por supuesto. Dime dónde y a qué hora.
Quedaron en un restaurante céntrico, un lugar pequeño y discreto, perfecto para una conversación que ambas sabían que no sería fácil.
El lugar estaba casi vacío cuando Malú llegó. Identificó a la mujer de inmediato: alta, de pelo castaño oscuro y una expresión marcada por el cansancio. Parecía alguien que había cargado con demasiado durante mucho tiempo.
—Hola. ¿Elena? —dijo Malú al acercarse a la mesa.
—Hola, sí. —respondió Elena, esbozando una sonrisa tenue mientras se estrechaban las manos.
Se sentaron, pidieron algo ligero para comer, y la mujer rompió el silencio.
—Gracias por llamarme. Sé que no es fácil... pero también sé que es necesario.
Malú asintió, intentando encontrar las palabras.
—No podía seguir quedarme parada. Lo que me hizo... no puedo olvidarlo, pero tampoco quiero que le haga esto a alguien más.
Elena asintió lentamente, sus ojos se oscurecieron con el recuerdo de su propia experiencia.
—Yo tampoco, pero es complicado. Él tiene dinero, poder... amigos en todas partes. Si lo denunciamos, va a luchar con todas sus fuerzas para desacreditarnos.
—Lo sé. —admitió Malú—. Pero creo que podemos hacerlo si encontramos a más mujeres. Si no estamos solas, será más difícil para él ignorarnos.
Elena meditó sus palabras durante unos instantes antes de suspirar.
—Pero antes... ¿puedo preguntarte algo? —Malú se humedeció los labios, intentando encontrar la mejor manera de formular su pregunta.
—Claro, dime.
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde aquello?
Elena bajó la mirada, como si las palabras pesaran más de lo que podía soportar.
—En diciembre hará cuatro años desde la última vez que lo vi. —Hizo una pausa, su voz llena de una amarga mezcla de dolor y alivio—. Me humilló públicamente, me despidió y después me dijo que ya se había encaprichado con otra mujer. Que no me necesitaba.
Malú sintió un nudo en el estómago al escucharla, pero no interrumpió.
—Nunca me había alegrado tanto de perder un trabajo. —Elena dejó escapar una risa seca, sin rastro de humor—. Pensé que mi vida solo podría mejorar después de aquello... pero no fue así. Llegaron las pesadillas, los constantes ataques de ansiedad, el miedo a conocer a alguien más, a que te toquen... Y cuando finalmente te das cuenta de que estás rota, todo se desmorona.

ESTÁS LEYENDO
Entre notas y secretos.
RomanceMalú, una periodista musical de 28 años, asiste a una fiesta en un bar de la capital junto a dos amigos. Esa noche, el dueño del local, Pablo López, un principiante músico de 26 años, celebra su cumpleaños con un concierto especial. La voz de Pablo...