18 de febrero.
Dos días después de volver al trabajo, Malú estaba sentada en el despacho de Carlota, con las manos entrelazadas sobre su regazo y la mirada fija en la alfombra.
Había intentado prepararse para esta sesión, pero no sabía por dónde empezar.
El aire en la habitación era tranquilo, pero dentro de ella todo estaba en completo caos.
Carlota la observó con esa paciencia que siempre tenía, esperando.—¿Cómo te sientes? —preguntó finalmente, con su tono pausado y sereno.
Malú soltó una risa vacía.
—¿Cómo crees?
Carlota no respondió de inmediato. Sabía que a veces el silencio obligaba a hablar más que cualquier pregunta.
Malú suspiró y apoyó la espalda en el sofá, sintiendo los hombros cargados de tensión.
—Me siento expuesta. —admitió, con un hilo de voz—. Todo el país ha visto mi peor momento. Ahora, en lugar de ser una periodista, solo me ven como la víctima de Óscar.
Carlota la miró con atención, sin interrumpirla.
—Antes, cuando la gente me reconocía, era por mi trabajo. Ahora, es por esto. Abro el móvil y veo mi cara en todas partes. No como profesional, sino como... —se detuvo y apretó los labios, sintiendo la palabra atascada en su garganta.
—Víctima. —completó Carlota, con suavidad.
Malú asintió con rigidez.
—No quiero que eso me defina.
—No lo hará. —respondió Carlota—. Pero es normal que lo sientas así ahora. Estás en el centro de una tormenta mediática.
—¿Y qué pasa cuando la tormenta pase? —Malú la miró con los ojos nublados—. ¿Voy a seguir siendo yo?
Carlota sonrió con ternura.
—Eso lo decides tú.
Malú apartó la vista y se frotó las manos.
—Sobre el juicio... —continuó Carlota—. ¿Has pensado en lo que necesitas para enfrentarlo de la mejor manera posible la próxima vez?
Malú tragó saliva.
—Intento no hacerlo.
—Sé que da miedo, pero esta vez tenemos que asegurarnos de que estés lo más preparada posible. No podemos permitir que vuelva a pasar lo del otro día.
Malú bajó la cabeza, sintiéndose pequeña.
Carlota le dio un momento antes de continuar.
—¿Sigues sin poder hablar de lo que pasó aquella noche?
El pulso de Malú se aceleró.
—No puedo. Lo intento, pero es como si mi cerebro bloqueara todo. Cada vez que trato de recordar... —hizo una pausa, sintiendo un nudo en la garganta—. Mi cuerpo reacciona antes que mi mente. Me ahogo, Carlota.
—Es normal. —dijo la terapeuta con suavidad—. Es tu mecanismo de defensa. Pero necesitamos encontrar una forma de romper ese bloqueo, poco a poco.
Malú se mordió el interior de la mejilla.
—Pablo podría ser de gran ayuda para ti.
El cuerpo de Malú se tensó.
—Carlota...
—Escúchame. —la interrumpió ella—. No tiene que ser ahora, ni siquiera tiene que ser en persona. Pero Pablo vio esos golpes. Fue el único que lo supo en su momento.
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Entre notas y secretos.
RomanceMalú, una periodista musical de 28 años, asiste a una fiesta en un bar de la capital junto a dos amigos. Esa noche, el dueño del local, Pablo López, un principiante músico de 26 años, celebra su cumpleaños con un concierto especial. La voz de Pablo...