Enamorado.

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Pablo conducía hacia casa de Pepi, con la ansiedad acumulada de los últimos días apretándole el pecho. Habían pasado casi tres días desde que Malú había desaparecido sin decir nada, dejando mensajes sin responder y llamadas ignoradas.
Cuando Pepi abrió la puerta, lo miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.

—Pablo... ¿qué haces aquí? —preguntó, cruzándose de brazos mientras lo observaba con atención.

—Hola, Pepi. Perdona que venga así, pero necesito saber algo. ¿Sabes dónde está Malú? No responde ni mensajes ni llamadas. Estoy preocupado.

Pepi dejó escapar un suspiro profundo y lo invitó a pasar. Mientras caminaban hacia el salón, el olor a café recién hecho llenaba el ambiente.

—Malú está bien, Pablo, pero necesitaba desconectar. Se fue a Cádiz hace unos días.

Pablo frunció el ceño, sintiendo un nudo en el estómago.

—¿A Cádiz? ¿Por qué no dijo nada?

Pepi le sirvió una taza de café y lo miró con una leve sonrisa.

—Porque está agotada. Y no solo físicamente. Lleva mucho peso encima, Pablo. Necesitaba espacio para pensar.

—¿Espacio? —repitió Pablo, en un tono más bajo, casi para sí mismo.

Pepi inclinó la cabeza y lo miró fijamente.

—Sé que te importa, Pablo, pero a veces lo mejor que puedes hacer por alguien es darle tiempo. Mi niña es fuerte, pero tiene que encontrar su camino.

Pablo asintió, aunque no parecía convencido.

—Lo entiendo, Pepi. Solo quería saber si estaba bien.

—Está bien. —repitió ella, dándole una palmadita en el brazo—. Dale tiempo, hijo. Y no te olvides de cuidarte tú también.

...

Al regresar a Madrid, Malú se sentía un poco más tranquila, aunque el recuerdo de las palabras de Pablo en el estudio seguía pesándole. Decidida a tomar las riendas de su vida, encendió el móvil y revisó sus mensajes. Entre ellos, uno de Alejandro destacaba entre los demas.

Alejandro: "¿Has pensado en lo de la discográfica? Te están esperando con ganas y hay que firmar en unos días".

Con un suspiro, Malú decidió escribirle.

"Hola, Alejandro. Gracias por todo, pero no voy a firmar con la discográfica. Ahora mismo no quiero dedicarme a la música. He firmado un contrato con un periódico y creo que es lo mejor para mí en este momento".

Al otro lado, Alejandro estaba sentado en el estudio con López y Alborán. Cuando el mensaje llegó, lo leyó en voz alta.

—Malú dice que no va a firmar. Que ha firmado con un periódico.

Pablo, que hasta ese momento estaba distraído con su teléfono, levantó la mirada de golpe.

—¿Qué?

—Sí, parece que ha decidido dejar la música por ahora.

Pablo se quedó en silencio unos segundos antes de sacar su móvil y escribirle un mensaje.

Pablo: "¿Por qué estás rechazando esta oportunidad? Pensé que era lo que querías".

Malú, al otro lado, se quedó mirando la pantalla, incrédula. ¿De verdad tenía el descaro de preguntarle eso después de lo que había escuchado? Sintió cómo la rabia y la decepción se mezclaban en su pecho.

—¿En serio? —murmuró para sí misma, soltando una risa irónica.

Pablo, el hombre que más debería apoyarla, había demostrado lo contrario en aquella conversación con Max. Y ahora, como si nada, venía a cuestionarla.
Guardó el móvil con brusquedad y se levantó para recoger sus cosas y salir de casa. No quería responderle. No merecía una explicación. Y menos un día como hoy, el día donde por fin comenzaría a ver la luz al final del tunel. Pero cuando salío de casa, recibió otro mensaje de Pablo, el que le dio un vuelco al corazón.

Entre notas y secretos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora