Cap 78: Round 3

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El aire en la sala era espeso, cargado de tensión.

Había evitado a Ivar desde el incidente con sus hombres, pero sabía que eventualmente tendría que enfrentarlo.

No porque quisiera, sino porque él siempre encontraba la manera de estar en el centro de todo.

Lo encontré en el patio, sentado en uno de los bancos de piedra, afilando su espada como si estuviera esperando algo.

Su mirada se levantó al verme, y su sonrisa sarcástica no tardó en aparecer.

—¿Qué haces aquí, Xacnia? ¿Vienes a agradecerme por el entrenamiento que te di? —preguntó, su tono lleno de burla.

Caminé hacia él, cruzándome de brazos.

—¿Entrenamiento? Qué gracioso que lo llames así. Más bien diría que tienes un talento especial para esconderte detrás de otros.

Frunció el ceño, pero su sonrisa no desapareció.

—¿De qué estás hablando?

Me incliné hacia él, manteniendo mi voz baja pero cargada de veneno.

—Si eres tan valiente como presumes, ¿por qué tuviste que mandar a tus perros falderos a amenazarme?

Por un breve momento, vi algo que podría haber sido confusión en su rostro, pero fue rápidamente reemplazado por una mirada de puro desprecio.

—No sé de qué hablas —respondió con frialdad—, pero si estás aquí para llorar sobre tus problemas, quizás deberías buscar a alguien que le importe.

Su indiferencia solo avivó mi rabia.

—¿De verdad no sabes nada? O tal vez simplemente eres tan cobarde que ni siquiera tienes el valor de admitirlo.

Su sonrisa se desvaneció por completo, y su mirada se endureció.

—¿Cobarde? —repitió, levantándose lentamente. Era más alto que yo, y lo sabía, pero no me iba a dejar intimidar—. Escucha, Xacnia, no sé qué estupidez tienes en la cabeza, pero si crees que puedes venir aquí y acusarme de algo, estás más perdida de lo que pensaba.

—¿Perdida? —dije, dando un paso hacia él—. Tal vez, pero al menos no soy un hombre que se esconde detrás de su apellido y de su ejército de matones.

Su mandíbula se tensó, y su mirada se volvió cruel.

Sabía que estaba a punto de atacar, pero lo que dijo me golpeó mucho más fuerte que cualquier espada.

—Hablas mucho para alguien que solo es buena destruyendo todo lo que toca. ¿Qué fue lo último que arruinaste, Xacnia? ¿Tu propia familia? Oh, espera, ellos ya estaban rotos, ¿verdad?

El golpe fue instantáneo.

Antes de que pudiera pensarlo, mi mano ya había cruzado su rostro.

El sonido resonó en el patio, y por un momento, ambos nos quedamos inmóviles, respirando pesadamente.

Entonces él reaccionó.

Su mano voló hacia mi mejilla, y la bofetada fue tan fuerte que casi perdí el equilibrio.

—¿Eso es todo lo que tienes? —preguntó, su voz cargada de desprecio—. ¿Vas a llorar ahora, como la niña frágil que eres?

Mis puños se cerraron, pero esta vez no lo golpeé.

En lugar de eso, dejé que mis palabras fueran mi arma.

—Prefiero ser frágil que ser un monstruo sin alma como tú. Al menos yo todavía tengo algo de humanidad.

El Mismo Temperamento +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora