CAPÍTULO 22

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MORGAN


Esperar a Willow me desespera, lleva un buen rato en la ducha, así que ingreso en el baño y me mira con el ceño fruncido al colocarse la toalla. Entra a la habitación y la sigo de cerca. Rodeo su cintura con mis brazos y la atraigo hacia mi cuerpo, dejo un beso en su cuello y sujeta mis hombros para separarme.

—Tu abuela está ahí afuera —sonríe —mantén tus manos alejadas.

—Solo es un beso —muerdo suavemente su hombro y ahora es ella quien rodea mi cuello para besarme.

Mi celular comienza sonar y lo ignoro. Me parece más importante la mujer que está entre mis brazos. Vuelvo a besar su cuello y el maldito celular no para de sonar.

—Contesta, voy a vestirme —dice ella apartándose de mi.

Willow comienza a vestirse y yo toma la llamada de Danna.

—Señorita, deben salir ahora —dice algo alarmada.

—¿Qué sucede? —pregunto.

—Algo extraño, no puedo comunicarme con su madre y las personas a cargo de cuidar a su abuela, misteriosamente han sido llamados a las antiguas bodegas que están muy lejos de la ciudad. Magnus no cumplió al llamado y pasó a buscarme, vamos llegando al edificio, Magnus subirá por ustedes.

—Bien, mi madre jamás dejaría a mi abuela sin protección y mucho menos a mi —le aseguro —bien hecho, mantenme al tanto de todo.

—Espere, ¿recuerda a la persona de Nueva Orleans? —pregunta —creo que tiene algo que ver con eso, hace unas noches nos informaron de unas camionetas que salieron de la ciudad, pero no pudimos interceptarlas, no hay suficientes hombres fuera de la ciudad para cubrir el país.

—Trata de comunicarte con mi madre —le pido terminando la llamada.

Mi abuela va por sus cosas, sobre todo los papeles que tiene sobre su escritorio, sé que está trabajando en algo importante con Amanda. Magnus llama a la puerta y salgo primero para asegurarme que el pasillo esté libre.

—Hay que movernos de prisa —dice Magnus —hay movimiento a unas calles de aquí, no podemos comunicarnos con los que fueron llamados a las bodegas. Margot está haciendo todo lo posible por recuperar la comunicación.

—Ve con ellas, asegúrate de que entren al auto —le pido a Magnus.

—¿Y tu que harás? —me pregunta Willow.

—Iré detrás de ustedes, pero necesito que avancen ahora mismo —Magnus les indica por dónde salir y Willow se cuelga de su brazo, pero no deja de voltear hacia atrás en ningún momento.

Mi abuela me observa con una mirada que he visto antes en mi madre, sé que tiene una idea de lo que pasa aquí, pero no voy a interrogarla ahora mismo. Ahora debemos salir de aquí, no sé qué nos espera y eso me pone aún más nerviosa, porque Willow está aquí y no quiero que le hagan daño.

Comenzamos a bajar por las escaleras de emergencia, pero escucho el estruendo en nuestro piso, Magnus niega, pero yo ya estoy subiendo nuevamente las escaleras y él le cubre la boca a Willow al ver sus intenciones de gritar.

Me asomo a la puerta y veo a varios tipos con una asa montañas —, que ingeniosos —. Cargo el arma, ajusto el silenciador y me asomo poco a poco. Varios comienzan a entrar en el apartamento y luego le dan paso a una mujer que viene saliendo del ascensor.

Viste un traje muy elegante, su cabello rubio lo tiene sujeto en una coleta alta, es atractiva, pero no es hermosa. Sus tacones resuenan a cada paso que da y su mirada es fría, como si nada a su al rededor tuviera valor alguno.

Amor LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora