MORGANUn relámpago ilumina la carretera, dejo el casco sobre la moto sin importar que la lluvia me empape por completo. Ella me observa sin mover un solo músculo de su cuerpo.
¿Es miedo lo que percibo?
El día que más temía ha llegado, el día en que ella se enterara de lo que soy en realidad. Porque si, seguir los pasos de mi madre es algo de lo que jamás me he arrepentido y no siento una pizca de culpa por todo el daño que he hecho a quienes lo merecen.
Doy unos pasos hacia ella con la respiración agitada, se que debo asustarle en este momento, sobre todo después de lo que presenció.
—Déjame ayudarte —sigue sin emitir un solo sonido más que el de su respiración agitada —. No voy a hacerte daño a ti.
—Tu...
—Vamos, Willow —me acerco a ella y mi corazón se calma al ver que no se aleja como esperaba —. No voy a lastimarte.
—¿Quien eres? —intenta ponerse de pie, pero sus piernas fallan.
Antes que su cuerpo golpee contra el asfalto, la sostengo en mis brazos. La camioneta se detiene junto a nosotras y me ayudan a subirla al auto. Debemos huir ahora mismo, todo está a punto de joderse y Kaia decidió irse de viaje en este momento.
Sostengo a Willow sobre mis cuerpo y trato de hacerla volver en si. Danna me pasa una manta y le pido que se dé la vuelta para quitarle el abrigo y la camisa mojada. La cubro con la manta del torso para arriba y ella vuelve en ese momento.
—Tengo miedo —susurra.
—No debes, me reconoces mejor que nadie, Willow.
—No de ti, de ellos —solloza. Aprieto mi mandíbula con fuerza y la presiono contra mi pecho.
Intentaron quitármela, pero no saben que han despertado a una generación que deberían temer. Si mis madres daban miedo en su tiempo, aún no conocen a su descendencia, pero me haré cargo de demostrarles quien es Morgan Young y el por qué dicen que soy la versión más sádica de Némesis.
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Amor Letal
RomanceMorgan Young ha decidido seguir los pasos de su madre, la organización tendrá una nueva jefa que tendrá que enfrentarse a uno de sus más grandes enemigos, mientras se debate entre su lealtad por la organización y el amor por Willow McAlister, la arq...