CAPÍTULO 25

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WILLOW



En definitiva conocer a la familia de Morgan es una aventura llena de sorpresas. Su tía Chiara me ha levantado a las dos de la mañana para que la acompañe por un recado y por supuesto, su recado tenía que ver con volarle los sesos a alguien. Ahora estoy junto a ella a la espera del supuesto traidor que ella ha estado siguiendo.

—Vigilen la salida al sur —ordena y dos de sus hombres se pierden entre los arbustos.

Hemos viajado en una pequeña lancha hacia un lugar que desconozco, ella no ha querido decirme dónde nos encontramos, porque según ella es algo secreto. Sostengo el arma de la manera en que me dijo y comienzo a revisar cada cosa que tiene, no sé para qué sirven o por qué es tan grande. No había utilizado una de estas pero es muy pesada, se me puede romper una uña.

—¿Cómo se...? —el arma se dispara y termina resbalándose de mis manos por lo fuerte que es el impacto —dispara...

—¡¿Qué mierda?! —Chiara parece muy molesta y me mira con ganas de querer matarme —¡Avancen! —grita ordenando a sus hombres que salen de sus escondites.

—Lo siento —me disculpo y ella toma el arma del suelo para colocarla en mis manos, deja que la suya cuelgue de la correa y sujeta mis manos colocándolas en la posición correctas, se coloca a mi espalda y apunta directo hacia un objetivo.

—Mantén esas piernas separadas y tus pies firmes en el suelo  —me ordena aun molesta —inclina tu cuerpo un poco hacia adelante —hago lo que me ordena —si te quedas recta como una tabla, caerás al suelo.

—Entiendo —me limito a responder.

—No tenses tanto tus manos o te dolerán y asegúrate que la culata esté bien fija en tu hombro, así controlas el retroceso —continua con su explicación —alinea tu cabeza con la mira —cierro uno de mis ojos y vuelve a regalarme —tus dos ojos abiertos, no descuides tu entorno, si cierras un ojo, no tendrás la percepción de lo que sucede en tus costados.

—¿Y ahora?

—Ves este punto rojo aquí —dice tocando la mira delantera y asiento —aliénalo con esta de acá —la mira trasera —y por último, busca un objetivo —lo encuentro y logró alinear los tres, pero se mueve y lo hace difícil —apenas los tengas a los tres, dispara. Hazlo seguido, no podrás hacerlo a la primera aún.

—Si, señora —suelta un gruñido y contengo mi sonrisa.

Logro dispararle al mi objetivo al tercer disparo, quiero celebrar, per la mirada seria de Chiara no me lo permite y me sujeta del brazo para avanzar con ella. Ella me cubre por si aparece alguien repentinamente y logro disparar muchas veces hiriendo a los objetivos que ella termina eliminando.

—¡Cuidado! —gritó al ver al hombre que viene por su espalda. Levantó el arma y le disparo viendo como su cuerpo cae al lado de Chiara y ella no se inmuta. A cambio levanta su arma viéndome a los ojos y dispara dejándome helada al sentir su arma muy cerca. A mi espalda escucho un cuerpo desplomarse.

—Bien hecho —palmea mi hombro —. Podemos irnos.

—¿Y ya?

—Y ya —sonríe —. Ellos se encargan de limpiar. Solo era parte de tu entrenamiento.

Regresamos a casa de Chiara cuando ya ha amanecido. Siento que mis brazos pesan, solo quiero descansar en los brazos de mi novia. Viviana me saluda al llegar y recibe a su esposa con un beso que me hace voltear hacia otro lado. Sigo mi camino hacia la habitación en la que nos estamos quedando y veo a Morgan aún dormida. Quisiera meterme con ella a la cama, pero antes me doy una ducha para eliminar cualquier rastro de sudor o sangre.

Amor LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora