Sentía su respiración sobre mi nuca, acechándome esa zona para dejarme complacer por su presión en mis glúteos, no podía negar la sensación era magnífica y que a estas alturas de excitación me habría encantado la situación pero quería saber hasta donde podría llegar la paciencia de el albino.
-Estás loco -susurré ahogándome el gemido que tenía en la garganta a punto de salir por toda la oficina- no quiero verme involucrada contigo.
-¿Segura? -una de sus manos masajeaba a toda voluntad mis glúteos, sin descaro alguno a pesar de nuestro termino de relación hace años y la nula comunicación- porque aquí abajo -no sé cómo logró introducir su mano por dentro de mis pantalones, palpando mi intimidad sobre mi ropa interior- es totalmente diferente el panorama.
-Ya -gimotee cabreada- es en serio, Satoru.
Aunque mis piernas se abrían a completa merced suya, no podía permitirme tener sexo en el trabajo, por más excitante que fuera el peligro a ser descubiertos.
Era una posibilidad (quizás mínima) pero seguía ahí entre tantas opciones y no querría ensuciar mi reputación y mucho menos, perder la pasantía.
Como pude, sin siquiera analizarlo, quité su mano de mis pantalones y me giré, quedando sentada sobre su escritorio, sin poder tocar el suelo con mis pies, con la respiración agitada levanté la mirada al rostro de el albino, que fruncía sus labios en un puchero, aunque su mirada era completa de deseo carnal, no dijo nada antes que yo.
-No quiero -murmuré-.
La verdad si quería.
-Ya es segunda vez que me dejas con esto -hizo una seña a su entrepierna, dejándose asomar por sobre la tela de él pantalón- ni creas que a la tercera lo dejaré pasar.
-Sueña -apoyé mis manos sobre su pecho- solo quiero saber si no tienes nada que ver en el
traslado de Ryomen.Suspiró con pesar para dar media vuelta al mueble y dejarse caer en su silla, como si estuviera aburrido de la curiosidad mía. Me levanté del escritorio para arreglar mi pantalón y mirarle, exigirle una respuesta con mi mirada.
-Araki, ¿realmente te es importante ese idiota? -preguntó devolviéndome la mirada, sosteniéndola con severa calma- sí quieres puedo hablar con Min-Ji para que te largues con él.
-¿Qué? -reí sorprendida-.
-Solo vienes a mí, a preguntarme por ese imbécil, ¿cómo se supone que reaccione? -rió él con amargura-.
-Tu eres el jefe de todos, ¿con quién más iría? -elevé los hombros sin entender-.
-¿Crees que voy a estar pendiente de él, teniendo que sostener esta compañía? -apuntaba a su alrededor-.
-Tienes razón, me retiro.
-Eh, eh -hizo un sonido extraño con su voz- no creas que saldrás aquí.
-Tengo cosas que hacer -respondí dándole la espalda- por favor, Satoru.
-¿En qué momento dejé que me hablaras por mi nombre? -carcajeó- soy tu jefe, no tu amigo.
No dije nada, ¿por qué tomaba este camino?
-Dije: soy tu jefe, no tu amigo.
-Sí, Sr.
Respondí sin girarme.
-¿A tu jefe le das la espalda? -farfulló incrédulo- gírate.
Hice caso y sin siquiera bajar la mirada.
-Ven aquí.
En unos cuantos pasos estaba delante suyo, con el pulso a mil.
-Arrodíllate.
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No puedo detenerme. || Satoru Gojo.
FanfictionSer la hermana ''menor'' de Suguru Geto, significaba ser ignorada por los amigos de éste, pudo haber sido una excusa perfecta para no sociabilizar, pero desde que comenzó a sentir e imaginar escenarios falsos con el amigo albino, todo cambió. Pues...