Parte 49.

878 80 83
                                    

La noche pasó lenta, entre pensamientos intrusivos y una minúscula culpa que me estaba carcomiendo mentalmente. El beso con Sukuna no me tenía con esa sensación de arrepentimiento por haberlo hecho, pero no podía sacar de mi cabeza a Satoru Gojo, su forma, su esencia y su voz se empeñaban en mantenerme aferrada a él de alguna u otra forma y yo me estaba agotando, ¿por qué volvió a mi vida? ¿será que nunca podré seguir adelante por él?

La frustración de no poder ser firme y pedirle que se alejase de mí me torturaba, me sentía débil cada que le pensaba, veía o articulaba una minúscula conversación con él.

Piensa en tu bienestar, debes alejarte de Gojo.

Y... ¿si no podía?

Suspiré abrumada, lo dejaría para mañana, debía dormir y apenas eran las una de la madrugada, se venía una semana intensa, no soportaría desvelarme.

La mañana fue relajada, a pesar del poco tiempo que teníamos por terminar el vestuario y encargarnos de las escenografías, se sintió con calma el trabajar bajo presión, aunque hubiera deseado seguir con aquella licencia para escapar de el albino y del trabajo.

-¿Vamos a comer?

Azumi había terminado su parte y sólo se dedicaba a diseñar escenografías con otro equipo para aprovechar el tiempo al máximo, ya que el Viernes comenzaríamos y el Lunes se daría visualización al público.

-Bajaré en cinco minutos, ve con los demás -le animé con una leve sonrisa, estaba cansada pero podía soportar esos minutos-.

Ella asintió con un semblante de preocupación, pero le sonreí con más ánimo para que se fuera tranquila, seguí en lo mío, concentrada, quizás hoy terminase mi parte y pueda ayudar en otras cosas para acabar luego con este proyecto que solo me había traído mal porvenir.

Satoru Gojo caminaba a mi sitio a paso firme pero con un rostro totalmente pacífico e increíblemente tranquilo, todo lo contrario a mi ser, fruncí el ceño a penas le tuve parado a escasos centímetros, obligándome a verle el rostro para exigir con mi mirada, el que quería en estos momentos.

-¿Pasa algo? -pregunté seria pero mordí mi lengua recordando que mi lugar en este empresa, estaba por debajo suyo- ¿puedo ayudarte en algo, Gojo? -forcé una sonrisa que hasta me dolieron los músculos-.

-¿Te parece si comemos juntos? -sus manos en los bolsillos y casi tímido, me hizo recordar años de universidad-.

-No, lo siento -me disculpé, dando por finalizada el vestuario que estaba a mi cargo- Azumi me espera abajo.

-¿Sigues molesta? -apoyó las palmas de mis manos sobre la mesa de trabajo, obligándome a prestarle atención por segunda vez-.

-No es momento, ni sitio de hablarlo -susurré, prestando atención a nuestro alrededor y entre alguna que otra mirada me levanté de mi sitio-.

-¿Entonces cuando? -volvió a preguntar, en la misma posición-.

-Satoru -supliqué en un gemido de frustración- ¿es que eres tan terco?

-Solo quiero pasar tiempo contigo -respondió afligido o lo intentó, solo quería tener la razón-.

-¿Sabes qué? -me paré de frente suyo, con el pulso acelerado, en efecto, no era ni el lugar ni mucho menos el momento indicado pero la presión me estaba abrumando- basta, no quiero intentarlo una vez más, no me gustas, no te quiero y por favor, no me molestes más.

El albino no dijo nada, de hecho ni un músculo de su rostro logró articular, simplemente asintió por sobre mi hombro y se marchó de mi pequeño espacio, casi desapareciendo del taller en un cerrar y abrir de ojos.

No puedo detenerme. || Satoru Gojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora