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Sam entró en la cocina y se encontró con Finn apoyado en la encimera, removiendo distraídamente el hielo en su vaso. El ambiente en la casa estaba animado, pero Finn tenía esa mirada observadora que solo Sam sabía reconocer: estaba analizando cada interacción, cada palabra no dicha.

- Te noto callado - comentó Sam, acercándose a él con una sonrisa ladeada.

Finn alzó la vista y dejó el vaso a un lado.

- Y yo noto que sabes más cosas de las que aparentas.

Sam arqueó una ceja, divertido.

- ¿Ah, sí?

Finn cruzó los brazos y lo miró con esa intensidad que siempre lo descolocaba un poco.

- Siempre estás un paso adelante de todos. Apostaría a que ya sabías sobre Lore antes de que lo soltara.

Sam se encogió de hombros, sin molestarse en negar nada.

- Tengo mis fuentes.

Finn sonrió de lado y dio un paso más cerca.

- ¿Y qué más sabes, Sam?

La voz de Finn bajó un poco, con ese tono que lo hacía sonar peligroso y tentador a la vez.

Sam se humedeció los labios y le sostuvo la mirada, disfrutando del juego.

- Sé que me gusta cuando me hablas así.

Finn soltó una pequeña risa y negó con la cabeza.

- Siempre tan descarado.

- ¿Y no es eso lo que te gusta de mí?

Finn no respondió de inmediato. En su lugar, dejó su vaso sobre la encimera y lo tomó suavemente de la muñeca.

- Ven, quiero enseñarte algo.

Sam arqueó una ceja, pero lo siguió sin dudar.

Salieron por la puerta trasera y caminaron en dirección a los establos. La noche estaba fresca, con el sonido de los grillos llenando el aire. Sam miró de reojo a Finn, disfrutando de la compañía tranquila.

- ¿A dónde me llevas?

- A ver los caballos. Sé que te gustan.

Sam sonrió.

- Me conoces demasiado bien.

Finn no respondió, pero su mano rozó la de Sam brevemente mientras caminaban. Un roce apenas perceptible, pero suficiente para acelerar un poco el ritmo del corazón de Sam.

Al llegar a los establos, Finn se apoyó en la puerta de madera y miró hacia el interior.

- Siempre me han parecido fascinantes - comentó.

Sam se acercó a uno de los caballos, acariciando su hocico con cuidado.

- Son animales nobles. Fieles.

Finn lo observó en silencio por un momento antes de hablar.

- ¿Te emociona lo de Lore?

Sam asintió, sin dejar de acariciar al caballo.

- Mucho. Creo que va a ser una gran madre.

- Sí... - Finn hizo una pausa. - ¿Y tú?

Sam frunció ligeramente el ceño y se giró para mirarlo.

- ¿Yo qué?

Finn lo miró directamente.

- ¿Te gustaría ser padre algún día?

Entre dos mundos - Erick Brian Colón [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora