Yeji nunca fue tonta.
Nunca ingenua.
Ni siquiera el día en que aceptó ser la esposa de un alfa que no la amaba.
Desde el principio, supo que Hyunjin no la miraba con deseo.
Con afecto, sí.
Con respeto, tal vez.
Pero nunca con ese fuego que se enciende en los ojos cuando se ama de verdad.
Ella era el acuerdo perfecto.
Bella, de familia tradicional, de buena estirpe omega.
Silenciosa. Obediente.
Un trofeo más en la repisa de los Hwang.
Pero ella...
Ella sí lo amó.
Lo amó como se ama sin lógica,
como se ama a lo que no se puede tener.
Y lo descubrió.
Primero fueron las llamadas a deshoras.
Las duchas demasiado largas.
Las marcas que no le pertenecían.
Luego, las fotos.
Lo encontró una tarde, mientras ordenaba su estudio.
Una carpeta encriptada en su portátil.
Contraseña: "KSM94".
Abrió.
Y el mundo se le cayó encima.
Seungmin.
Desnudo.
Sonriendo.
Rendido entre las sábanas blancas de un hotel.
Mordido.
Marcado.
Amado.
Lo supo todo sin necesidad de preguntar.
Le bastó con la forma en que Hyunjin lo miraba en esas fotos.
Con la ternura de los mensajes guardados.
Con las grabaciones de voz que escuchó en la madrugada, cuando él dormía.
"No soy nada tuyo y sin embargo, te espero..."
Eso decía una de las notas de Seungmin.
Y a ella le destrozó el alma.
Después del celo, Hyunjin volvió diferente.
Más distante.
Más apagado.
Y ella lo dejó estar.
Lo dejó lamerse sus heridas con elegancia.
Pero no se quedó quieta.
No podía.
No cuando aún sentía que ese chico de mejillas suaves le robaba todo lo que a ella le habían prometido.
Así que se vistió con calma.
El cuello ligeramente despejado, dejando ver la marca reciente.
Maquillaje perfecto.
Labial rojo que no temblaba.
Perfume dulce, envolvente.
Fue hasta la cafetería donde trabajaba Seungmin.
Aquel pequeño local escondido entre avenidas, donde la música era suave y las luces cálidas.
Entró como quien no sabe nada.
Pero con cada paso, llevaba la intención afilada.
Seungmin la vio.
Y sus ojos se congelaron.
—¿Mesa para una? —preguntó él, con la voz rota por dentro.
—Sí, por favor —respondió ella, sonriendo, señalando con sutileza el cuello expuesto, justo donde la mordida aún ardía rosada y orgullosa.
Seungmin tragó saliva.
Tembló apenas.
Pero no bajó la mirada.
—¿Desea algo en particular?
—¿Tienes algo que duela, pero que sea dulce? —preguntó, sin cambiar el tono, sin dejar de mirarlo.
Silencio.
Largo.
Él asintió.
Giró.
Fue a preparar el pedido.
Y ella...
Ella lo miró marcharse.
Con rabia.
Con tristeza.
Con una victoria que sabía amarga.
No era por Hyunjin.
Ya no.
Era por todo lo que nunca le dijeron que dolía cuando te convertías en la esposa perfecta.
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SUMMERTIME SADNESS
FanfictionSeungmin tenía el corazón joven, los sueños intactos y la inocencia aún latiendo fuerte. Hyunjin era fuego envuelto en seda, un alfa mayor, misterioso, prohibido... y casado. ⠀ Se conocieron por accidente. Se desearon sin permiso. Se amaron en la so...
