30

48 9 0
                                        

La habitación olía a medicina y a las mismas mantas que habían envuelto tantas veces a Seungmin durante sus fiebres infantiles.

La lámpara de noche apenas iluminaba el perfil tenso de su rostro dormido. Hyunjin lo observó en silencio.
Quería decir su nombre, susurrarlo, acariciar su mejilla...
Pero cuando la sábana se deslizó un poco, dejando al descubierto parte de su espalda, se congeló.

Moretones.
Arañazos.
Una mordida mal cerrada.
Marcas rojas y violáceas en su piel translúcida.

—¿Qué...? —Hyunjin no logró completar la frase. Su garganta se apretó con un espasmo de dolor.

Estiró una mano, dudando, pero no se atrevió a tocarlo.

Y en ese instante, Seungmin abrió los ojos.
Despacio, como si le costara demasiado volver al mundo real.
Tardó un segundo en reconocer dónde estaba, en notar la figura arrodillada junto a la cama.

Sus ojos se encontraron.
Hyunjin intentó sonreírle, decirle algo.
Pero Seungmin no dijo nada.
Simplemente bajó la mirada... y le dio la espalda, hundiéndose un poco más en el colchón.

Esa simple acción fue más brutal que un grito.
Más dolorosa que un golpe.

Hyunjin sintió cómo el frío le subía por la columna.

—Min... —dijo, apenas con un hilo de voz—. ¿Qué pasó? ¿Quién te hizo esto?

Nada.
Ni una palabra.
El silencio lo envolvía todo, espeso, pesado.

Hyunjin se incorporó, sin saber qué hacer.
Sus manos temblaban. Su corazón latía con una ansiedad imposible de calmar.

Seungmin no quería verlo.
Se lo decía con cada milímetro de su cuerpo encogido, con cada respiración silenciosa, con cada segundo que no le devolvía la mirada.

Hyunjin pensó en todo lo que había hecho para llegar a ese momento.
El divorcio. Las peleas. Las noches sin dormir. El nuevo hogar.
¿Y para qué?

"¿Por qué no me dice nada?"
"¿Por qué me rechaza... cuando todo lo hice por él?"

Pero había algo que no comprendía.
Algo que le faltaba.
Y ese algo dolía como mil agujas bajo la piel.

Seungmin, por su parte, apenas podía mantenerse entero.
Tenía los labios sellados porque si los abría, iba a gritar.
Quería desaparecer.
Retroceder el tiempo.
Nunca haberse cruzado con él.

"Me destruiste, Hyunjin. Me rompiste tanto... que ni siquiera sé quién soy ya."

Y aun así, aunque ya no podía más... su cuerpo seguía temblando, como si aún lo buscara.
Y cuando sintió que el colchón se hundía a su espalda, lo supo.

Hyunjin se había acostado a su lado.
Y lo estaba abrazando por detrás, como solía hacer cuando tenían miedo, cuando no había nada más que los dos.

Se acurrucó contra él.
Apoyó la frente en su nuca.
Deslizó un brazo por debajo de su costado, con una ternura que rompía y acariciaba a la vez.

—No me eches... por favor.
—...

Hyunjin no supo qué más decir.
Porque todo lo que dijera podía ser una puñalada más.
Y Seungmin, desde su rincón del dolor, simplemente cerró los ojos.

Y lloró en silencio.

SUMMERTIME SADNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora