Cuando Hyunjin despertó, el cuerpo de Seungmin ya no estaba.
Solo quedaba el hueco tibio en la sábana, la nota, y ese olor tenue que le erizaba la piel.
La leyó.
No una vez.
No dos.
Tres veces.
Como si en cada lectura Seungmin volviera a irse un poco más.
Pero no reaccionó.
Ni una lágrima.
Ni un grito.
Ni un "voy a buscarlo".
Se levantó, se duchó, se vistió.
Y esa misma tarde, volvió a casa.
—Llegaste temprano hoy —dijo Yeji, mientras apagaba el horno.
Hyunjin la miró desde el umbral de la cocina.
La casa olía a lavanda y mantequilla derretida.
—Tenía migraña —fue todo lo que respondió.
Yeji se acercó, le tocó el rostro.
—¿Quieres que prepare algo ligero?
Él negó con la cabeza.
La besó en la frente.
Subió a la habitación.
Esa noche, su celo comenzó.
Hyunjin no pensó en Seungmin.
No lo llamó.
No lo buscó.
Se acurrucó junto a Yeji, como siempre.
Le acarició la cadera.
La besó en el cuello.
La deseó por instinto.
Yeji, ajena a todo, lo recibió con ternura.
Con entrega.
Como la esposa que era.
Él cerró los ojos mientras la marcaba de nuevo.
Mientras su cuerpo estallaba.
Mientras su necesidad se saciaba.
No lo hizo por amor.
Ni siquiera por placer real.
Solo por rutina.
Cuando terminaron, se giró en la cama.
Ella le abrazó el torso.
Él miró al techo.
Y por un instante...
Por un segundo fugaz,
el aroma de Seungmin se le coló en la memoria.
Le dolió.
No como amor.
No como arrepentimiento.
Sino como la punzada incómoda de algo que no pudo controlar.
Seungmin no le importaba lo suficiente.
No más que la estabilidad.
No más que el apellido.
No más que esa vida que su familia había obligado a construir.
Al día siguiente, Yeji sonreía en el desayuno.
Le hablaba de visitar a sus padres, de buscar casa nueva, de adoptar un gato.
Hyunjin asentía.
Tomaba el café.
Pero por dentro...
No sentía nada.
Y lo peor de todo era que ya se había acostumbrado a esa nada.
Mientras tanto, en algún lugar del otro lado de la ciudad, Seungmin desayunaba en silencio con sus padres.
Se abrigaba más de la cuenta.
Estudiaba más horas.
No contestaba mensajes.
Y aunque aún dolía...
Él sí estaba aprendiendo a vivir.
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SUMMERTIME SADNESS
FanfictionSeungmin tenía el corazón joven, los sueños intactos y la inocencia aún latiendo fuerte. Hyunjin era fuego envuelto en seda, un alfa mayor, misterioso, prohibido... y casado. ⠀ Se conocieron por accidente. Se desearon sin permiso. Se amaron en la so...
