La tarde era tranquila.
Demasiado tranquila.
Los señores Kim habían salido al mercado.
Seungmin dormía, agotado después de un día de estudios, mimos y esa calidez tóxica que ahora lo rodeaba.
Hyunjin, por su parte, hojeaba un libro de medicina en la sala.
Pero Jeongin entró.
No saludó.
No sonrió.
Llevaba en la mano su celular, y en la pantalla, congelada, la imagen de Hyunjin y su esposa. La imagen de la mentira.
Hyunjin alzó la vista.
—Jeongin, ¿pasa algo?
—¿Por qué estás aquí?
Hyunjin entrecerró los ojos, tenso.
—Ya hablamos de eso. Estoy ayudando a tu hermano... somos cercanos.
Jeongin se acercó.
Su voz se mantuvo baja, pero firme.
Cada palabra era una puñalada lenta.
—Estás casado. Eres un empresario reconocido. Eres diez mil cosas que nunca dijiste. Y lo peor no es que mintieras... lo peor es que lo hiciste justo con él.
Hyunjin tragó saliva.
—Jeongin, no lo entiendes. Yo lo amo.
Jeongin soltó una risa amarga.
—¿Lo amas?
¿Lo amas tanto que lo hiciste creer que no había nadie más?
¿Lo amas tanto que lo hiciste esperarte como un cachorro en celo mientras tú dormías abrazando a una mujer embarazada?
Hyunjin bajó la mirada.
Dolía.
Todo dolía.
Pero Jeongin siguió.
—Seungmin no está bien. —Su voz se quebró un poco—. Está dañado. Roto por dentro desde hace meses.
¿Tienes idea de los días que pasamos sin saber si iba a levantarse?
¿De las noches que se encerraba en el baño llorando, mordiéndose los brazos para no gritar?
¿De los silencios?
¿De las mentiras que nos decía para no preocuparnos?
—Yo sé... —susurró Hyunjin.
—¡No sabes nada! —Jeongin golpeó la mesa—.
No sabes lo que hiciste con mi hermano. No sabes cómo lo destruiste... y aún así vuelves, te metes a esta casa, te dejas abrazar por mis padres como si fueras uno más, y le llenas la cabeza de falsas promesas.
Hyunjin estaba pálido.
No supo qué decir.
Porque Jeongin tenía razón.
—Él te ama tanto que le da miedo decirlo en voz alta. Lo niega incluso dormido.
Pero yo te juro algo, Hwang Hyunjin...
—Jeongin se inclinó, frente a frente—.
Si vuelves a hacerle daño, si una sola vez más veo que sus ojos se apagan por tu culpa... no me va a importar quién seas, cuánto dinero tienes o cuántos títulos pongas detrás de tu nombre.
—Te voy a sacar de su vida. A la fuerza.
Silencio.
Hyunjin solo asintió.
Tenía los ojos vidriosos.
Jeongin se giró, antes de salir del cuarto.
—Y si de verdad lo amas... más te vale empezar a demostrarlo con hechos. No con palabras.
La puerta se cerró.
Y Hyunjin se quedó solo, temblando.
Porque por primera vez, alguien le había dicho todo lo que él mismo no podía aceptar.
Porque por primera vez, entendió el verdadero estado de Seungmin.
Y dolía.
Dolía mucho más que todo lo anterior junto.
ESTÁS LEYENDO
SUMMERTIME SADNESS
FanfictionSeungmin tenía el corazón joven, los sueños intactos y la inocencia aún latiendo fuerte. Hyunjin era fuego envuelto en seda, un alfa mayor, misterioso, prohibido... y casado. ⠀ Se conocieron por accidente. Se desearon sin permiso. Se amaron en la so...
