25

43 7 0
                                        

Jeongin lo esperó sentado en el patio trasero.

El sol se estaba ocultando, tiñendo el cielo de tonos naranjas y púrpura.
Las macetas de la madre de Seungmin estaban alineadas como siempre, y los sonidos del barrio eran lejanos y suaves.

Cuando Seungmin apareció, con suéter de lana y mirada cansada, supo que Jeongin lo sabía.
Se lo leyó en los ojos.

—¿Qué pasa? —preguntó con una pequeña sonrisa—. ¿No te gustó cómo Hyunseo cocina arroz?

Jeongin lo miró fijo.
No bromeó. No sonrió.
Seungmin tragó saliva.

—¿Lo sabías desde cuándo?

—Desde que vi sus papeles. Desde que encontré su nombre real, su edad, su foto de matrimonio con Yeji. —Jeongin entrecerró los ojos—. Desde que ella vino a la panadería embarazada, y ustedes aún jugaban a los abrazos secretos.

Seungmin se quedó inmóvil.

—Yo... puedo explicarte.

Jeongin cruzó los brazos.
Esperó.

—Al principio —dijo Seungmin, bajando la mirada—... fue algo físico.
Él dijo que estaba solo, dolido, que yo le gustaba. Yo también estaba... roto.
Y acepté.
Nos encontramos un par de veces.
No hablábamos mucho. Solo... nos refugiábamos.
Pero después...
—Seungmin apretó los puños—, después se metieron sentimientos, Jeongin.
Yo no lo planeé.
Y él tampoco.

Jeongin frunció el ceño.

—¿Y qué eres ahora? ¿Su plan de escape emocional mientras le queda una esposa sola en su casa vacía?

—¡No es así! —alzó la voz Seungmin, por primera vez—.
¡Él me ama! ¡Me lo dijo!
¡Yo también lo amo!

Silencio.

Jeongin lo miró.
Sus ojos ya no estaban llenos de enojo.
Solo tristeza.

—No vine a pelear contigo.
Solo quería saber si realmente crees que te mereces esto.

Seungmin rompió.
Las lágrimas le brotaron de golpe.

—No lo sé, Jeongin.
No lo sé.
No sé si merezco que me amen o si estoy repitiendo un patrón que no sé cómo romper.
Solo sé que... cuando él me abraza, todo el dolor se detiene un rato.
Y eso me basta.

Jeongin se acercó.
Lo abrazó. Fuerte.

Seungmin lloró con la cara hundida en su hombro. Como un niño.

—Si vuelve a romperte —susurró Jeongin—, esta vez yo estaré aquí.
No te vas a quedar solo nunca más.
¿Entiendes?

Seungmin solo asintió, sin voz.

Y por primera vez, en mucho tiempo, se sintió... protegido.

SUMMERTIME SADNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora