CINCO.

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—Buen día, familia. —Me senté en mi lugar de siempre. Todos ellos ya estaban ahí. Lou me saludó con la mano porque tenía comida en la boca. —¿A qué hora llegaste tú? ¿Te parece bonito llegar tan tarde? —Bromeé.

—Claro que sí. —Sonrió. —Papá y mamá pasaron por mí. Llegamos como a las diez. Tú ya dormías.

Asentí, mamá me había saludado, pero Harry no. Concentrado tecleaba en su celular, no sé si me había oído, pero ni siquiera me levantó la mirada.

—¿Qué le sucede? —Le murmuré a Mamá. Ella tan solo se encogió de hombros con elegancia.

Tomé mi café con molestia, luego me recriminé en silencio por qué rayos me molestaba. Hasta donde yo sabía su saludo no era vital para mí.

Mi celular resonó en el silencio, y eso causó que mi madre me lanzara una de sus miradas de desaprobación. Odia los celulares en la mesa y de pronto había dos personas usándolos.

—¿Podrían dejar eso por un momento? —Lo emitió con paciencia, pero ya estaba molesta.

Harry lo bajó y subió la mirada hacia ella, disculpándose.

—Lo siento Lourdes, aún sin haber llegado al trabajo ya comencé a trabajar. —Lamentó, soltando el teléfono y dejándolo en la mesa.

El mensaje de Tati me advertía llegar a su casa. En caso contrario se encargaría de alguna forma retirarme del instituto.

Levanté la mirada, molesta.

Y entonces estaba ahí, su sonrisa y sus ojos sobre mí.

—¿Debes ir al instituto? —Me preguntó, regalándome una pequeña sonrisa. Con una galleta en mi boca asentí. —Se te hace tarde. —

—Eso no es cierto. Aún es temprano. —Pero aun así lo comprobé en mi celular. —Maldita sea. —Mascullé poniéndome de pie.

—¡Jessica! —Exclamó mamá. Harry sonrió divertido.

Una vez arriba lo recordé y resoplé. Terminé de alistarme y bajé.

—Le agradezco muchísimo por haberme recibido en su casa... —Harry abrazó a mi madre en la entrada de la casa.

—Eres bienvenido, y espero verte muy pronto. —Le respondió ella. Me detuve a observarlo, y tal vez a despedirme. Aunque no dejaría de verlo no deseaba que se fuera. Su presencia me había hecho muy bien.

Ellos se voltearon a mirarme, como si molestara.

—Me obstruyen el paso, debo irme. —Les dije a la defensiva, ellos rieron y se hicieron a un lado.

—¿Quieres que te lleve? —Me preguntó él.

—Uhm...—Hoy imposible. —Estoy bien, gracias. —

—Hace frio afuera. —Advirtió tintineando sus llaves en mano. ¡Era una propuesta tan tentadora! pero mi camino era otro.

—Adoro el frio. —Sonreí. Él asintió. Me despedí de mamá y ambos salimos encaminándonos hasta el sistema de seguridad.

Cuando su auto apareció en nuestro camino ambos desviamos nuestros pasos...

—¿Jessica? —Me llamó. Intenté no castañar los dientes al mirarlo. —Hola. —Articuló, sonreí como una estúpida presionando con mis brazos mi cuerpo, intentando protegerme de frío. — ¿Segura quieres ir caminando? No es problema llevarte, de hecho, quiero hacerlo. —Me dijo abriendo la puerta del conductor.

—Adoro caminar. —Le dije. Él soltó una risa asintiendo. —Gracias de todas formas. —

Harry me miró inseguro, como si le quedaran palabras en la boca, lo entendí y me quedé para que fuera lo que sea, me las dijera.

ARDER EN LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora