VEINTITRES.

3K 126 7
                                    

—¿Ya terminaste con eso? —La voz de Harry apareció abruptamente tras mis espaldas provocándome un susto.

—Que gran comienzo tuvimos eh. —Comenté, mientras negaba. Pierce sonrió.

—No quiero imaginar cómo será en una semana. —

Esta vez sonreí emocionada. Limpié todo lo que había ensuciado y me volteé hacia él, él observó el sándwich de jamón en mis manos, al que llevé a mi boca para comer un trozo. Entonces observé sus intenciones con recelo. Él sonriendo con inocencia se aproximó a mí, y abrió su boca.

Siendo muy considerada le convidé un trozo, pero luego él me miró y me lo quitó de las manos, adueñándose completamente de él. Lo miré escandalizada.

—Sí, bueno, puede que no vuelva a convidarte mi comida, jamás. Extiendes la mano y te agarran el brazo. —Recité, escandalizada, pero terminé sonriendo como idiota al mirar como comía mi sándwich, no protestaba realmente porque era mi segundo.

—¿Vamos? —Inquirió al terminárselo.

—¿Disculpa? ¿En qué momento cedí a salir de aquí?

—En ninguno, pero es lo que haremos, lo siento mucho por tus deseos. —Esbozó una mueca. Lo miré sin expresiones. —Tu padre mi pidió que te saque a pasear. ¿No es genial? —Fue un gran error haber tomado agua en ese mismo instante, porque al oírlo me ahogué de tal forma que él me miró espantado.

—¡¿Que me saques a pasear?! —Exclamé, incrédula mientras limpiaba el agua de mi mentón. —¡¿A caso ahora cree que soy su mascota?!

Él soltó una carcajada escandalosa, presioné mis labios para no reír, porque la verdad no era gracioso, y no entendía por qué él estaba riéndose. Presionó su estómago sin poder detenerse, respiró y al mirarme volvió a reír.

Terminó abrazándome y besando mi mejilla.

—Por el amor de dios, Jessica. —Me decía, calmando sus risas. —Solo quiere que despejes tu mente, no lo dijo con esa intención. —Lo defendió. Lo miré con desconfianza. —Además, pidió que saliéramos juntos, eso es ganar la lotería.

—¿Por qué querría papá tal cosa? Me odia. —Él me soltó mirándome como si fuera tonta.

—No digas estupideces. No te odia, es tu padre. —Negó. —Me dijo que quiere que salgas, que cuando volvamos él quiere hablar contigo. Los tres con tu madre... tranquilos. En calma. —Se recargó en la isla con las manos apoyadas tras su espalda. —Anda, ve a... vestirte.—

Lo miré desconfiada.

—¿Y mis padres que ganan en todo esto?

—Eres la única que "gana" Jessica.

—No confío.

—¿En qué no confías? —Soltó una risa. Él se aproximó a mí y sabiendo sus intenciones presioné mis labios para que no me besara, incluso cerrando mis ojos, como si de esa forma él no pudiera hacerlo, pero me sorprendió al percibirlo bajar a mi cuello y deslizar sus labios por mi piel, pronto sentí sus labios besarme y humedecer con su lengua mi lugar favorito. Dejé mis manos en su pecho sintiendo escalofríos, tuve la clara intención de apartarlo, pero se sentía como el mismísimo cielo. Solté un suspiro, su boca besó mi mandíbula y subió a mi mejilla, entonces dejó otro beso suave antes de deslizarse a mi boca.

Sus manos sujetaron de mi cintura y ante ese pequeño acto mis piernas se debilitaron.

—Harry, detente. —Musité, aunque bajo el trágico efecto que provoca él dentro mío deseaba fuertemente que no lo hiciera. Traía dentro de mi piel un juego descompás de emociones y vibraciones que me dejaban revolucionada, deseada y amada.

ARDER EN LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora