SETENTA Y OCHO.

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Supe que mis padres lo habían visto todo por la forma en la que me miraban, a distancia, con cuidado, me habían oído, aunque a su vez eso no significaba mucho dado que este último tiempo también me hice oír, sin embargo, la diferencia estaba en que ellos jamás escucharon realmente. Y esta vez lo hicieron ni más ni menos que sobre un escenario, con mil cámaras frente mío y personas esperando oírme. Me consideré una amenaza, y tenía mi poder.

Al día siguiente desperté con una llamada que me dejó desorientada.

Por alguna razón mis piernas dolían.

Rebusqué mi teléfono entre las sabanas y al encontrarlo atendí.

—Pequeña Jessi. —Oí a Brian. Fruncí el ceño, viendo el contacto. Tomé una gran inhalación.

—Brian... —Musité —Hola.

—¿Dormías?

—Son las ocho y media, pues sí. —Solté una risita. —¿Cómo estás? ¿Cómo va todo?

—¿Cómo estás tú?

—Oh... ¿No llamas para que hablemos de nosotros cierto? —Sonreí amargamente. —Creo que no es necesario que me llames para ESTO, estoy bien.

—Lo vi. —Aseguró. —Y estoy orgulloso.

Qué ironía de la vida en siempre darnos las palabras que toda la vida buscamos, pero encontrarlas en personas que jamás esperaste te llenaban el alma de un sentimiento increíble.

—Gracias Brian. —Murmuré sonriendo. —¿Qué quieres decirme?

—Realmente quería hablar contigo. Sé que siempre te pedí que lo dieras todo por él porque valía la pena...

—Vale. —Asentí. Él inspiró profundo.

—Vale.... —Susurró. —Y lamento muchísimo la decisión que tomó. Ni siquiera quiero imaginar lo que debes sentir.

—Estoy bien Brian. —Le aseguré luego de una respiración. —Por un instante, como tú, pensé que pelearía por mi, pero en el fondo sabía que esto pasaría. Siempre supe que papá le haría elegir, y que él no me elegiría.

—Jessica él te ama, no dudes jamás en tu vida de eso. —Susurró. Él se tomó un momento en suspirar y recomponerse. —Ayer fui a casa de Harry. Su familia estaba viéndote en la sala y Harry con Chloe en la habitación. La pequeña saltaba feliz sobre la cama rodeada de chocolates y Harry allí tan solo mirándote con una sonrisa, con un orgullo que jamás vi en la vida en él. Su mirada al verte está llena de amor, y también de tristeza, de anhelo, con el deseo de estar ahí, de tenerte. —Él respiró profundo. Me quedé en silencio. —Él te ama Jessica.

—Me ama, pero Brian... —Inspiré profundo. —Renunció a mí, por él.

Mi respuesta pareció torturarlo porque no tenía forma de negarlo.

—La forma en la que hablaste de él en aquel evento luego de todo lo que sucedió entre ustedes solo me hace ver lo maravillosa y preciosa que eres. —

—No tengo nada malo que decir que él. Harry es... vida. —

Lo oí suspirar.

—Si hubiera algo que pudiera hacer... Esto es terrible.

—No. —Sonreí con tristeza. —Ya lo hemos dicho todo, y él no cambiará de parecer.

—Él está muy mal.

—Sé que sí, pero ya no quiero pensar en él y en sus sentimientos porque fui yo a quien dejaron, sola. Fue el quien me dejó luego de prometer mil veces que no me dejaría. Que jamás lo haría. Entiendo por qué lo hizo, entiendo lo que siente, entiendo todos los motivos y razones, pero a partir de ahora solo veré por mi porque estoy sola y debo aprender a salir de esto que siento, sola.

ARDER EN LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora