PENÚLTIMO CAPÍTULO.

341 27 7
                                    

—Con esas palabras despedimos a una gran mujer, gran hija, compañera, amiga y esposa. Quien nos ha brindado amor y felicidad a lo largo de su vida. Hoy le damos la libertad de dejarla volar alto e inundarnos con toda su magia. —

Tati murió cinco horas después de su partida, ahogada por la enfermedad que estaba hecha de ella.

[...]

Desperté con un sudor frio a causa de una horrible pesadilla, pero lo que causó que me despertara fue mi nombre en susurro.

—¡Santo cielos Tatiana, me asustaste! —Jadeé recuperando mi respiración. —¿Qué haces aquí? ¿Y mi hermano? ¿Y el viaje? —

—¡Sshh! No grites. —Me regañó, acomodando su cabello. —Estuvimos todas esas malditas horas esperando el avión, ¿y qué me dices? ¡Se retrasó! Finalmente nos reemplazaron el vuelo por uno que será a la tarde. —Me explicó. Esbocé una mueca de disgusto sentándome en la cama cuando ella también lo hizo. —Bruno está bien, en su habitación. —

—¿Descansaste? —Le pregunté, refregando mis ojos.

—No lo necesito, ya estoy bien. —Me sonrió.

—Si quieres puedes acostarte aquí a mi lado, fue una noche agotadora. —Abrí las mantas para ella, pero para mi sorpresa solo sonrió bajando su mirada.

—Fue una noche hermosa. Fue increíble Jessi. —

—Lo fue. —Le sonreí, y entonces me puse de pie porque se veía que ella no planeaba acostarse junto a mí. —¿Quieres desayunar? —Busqué uno de mis abrigos de lana y me lo puse.

Cuando ella asintió me dirigí hasta la salida.

—Espera, Jessi... —Ella volvió a detenerme. Me volteé para mirarla, pero me la encontré de espaldas a mí. —Te quiero, te amo, nena. No lo olvides jamás. —Se volteó para mirarme con una sonrisa.

—También yo, Tatiana Campbell. 

—Juntas por siempre ¿de acuerdo? 

—En esta vida y en todas las siguientes. —Sonreí mucho, observando lo preciosa y radiante que lucía. Su cabello dorado brillaba con la luz filtrándose por las cortinas. Su sonrisa hermosa me dio calma. —Acuéstate si necesitas. Vuelvo en minutos. —

Sonriendo me dirigí hacia los pasillos, cerrando la puerta detrás de mí. La casa estaba silenciosa y los pocos murmullos provenían de la sala.

Mi padre estaba recargado contra la mesa, y su voz apagada me alertó de que algo no estaba bien. Harry tenía su mirada en sus manos sobre la mesa, al igual que mi madre, quien tenía su rostro recargado en su mano tomando un pañuelo de papel. Llorando.

—Todo indica que Tati planeó resistir hasta la boda. Ella misma procuró mantenerse de pie hasta... anoche. —Oí a Harry, su voz estaba rota.

—Era tan hermosa. No puedo creerlo. —Emitió mamá llorando. Papá tomó una gran inhalación.

—Esto destruirá a Jessica. —Emitió él, negando con tristeza. —No puedo decírselo.

Un sentimiento horrible me invadió. Tragué saliva y volví a mirar a todos horrorizada, muerta de miedo. Intenté comprender lo que estaba sucediendo, pero mi mente pareció bloquearlo, sin poder realmente, y aún así como si mi alma sí lo hiciera mi corazón comenzó a latir con rapidez, una desgarradora sensación de desesperación por sentir que mi otra mitad se había ido.

La mirada destrozada, roja, llena de lágrimas de Harry pronto se chocó abruptamente con la mía, y al instante se puso de pie asustado de verme ahí, lleno de pánico. Me volteé y salí corriendo de vuelta a mi habitación con mi corazón a mil por segundo.

ARDER EN LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora