SESENTA Y OCHO.

1.4K 91 1
                                    

—Entonces... ¿No tengo que preocuparme? —Le pregunté, mientras tomaba de mi licuado de banana.

Ella esbozó una sonrisa y negó convencida.

—No pasa nada... —Insistió. —No entiendo porque te alarmas tanto. —

—Te encuentro extraña últimamente. —

—¿Extraña por qué? —Entrecerró los ojos.

—No lo sé... dímelo tú. —Me incliné hacia ella contemplando su silencio.

—No pasa nada, nena. —Concluyó al fin.

Suspiré recuperando mi postura. Realmente no estaba para nada convencida de sus palabras.

—¿Y cómo vas con la práctica del partido? —Sonrió.

—Nada mal. —Sonreí para profundizar el tema. —Estoy ansiosa por eso. Hoy fuimos a entrenar al instituto y estaban los del equipo, luego de una discusión que ellos quisieron comenzar, pero nosotras ignoramos logramos practicar, gracias al entrenador. —Comenté.

—Bruno me comentó que había muchas chicas en tu casa. —Sonrió. —Y que él no sabía qué hacer con todas ellas porque nadie les decía para que estaban ahí. —Comenzamos a reír. —Y que te golpearon en el pecho... ¿Te dolió? —

—¿Que si me dolió? ¡Sentí que moría! —Exclamé.

—Me imagino... —Negó, pero luego sonrió. —¿Cuándo es el partido? —

—El domingo. —Tomé más licuado. Ella frunció el ceño, confundida. —Al igual que el desfile... —El desfile debería ser el viernes, pero avisaron que lo postergaban y la verdad sentía que era mejor porque tan solo pensar en ello me daba unos nervios increíbles. Esbocé una mueca.

—¿A qué hora será? ¿Podrás con ambas? —Preguntó divertida.

—Espero que sí. —Mordí mi labio. —El desfile es a la noche por lo que creo que tendré tiempo de sobra. Habrá una cena tarde luego. Solo espero no terminar muy cansada luego del partido. —Mordí mi labio. —¿Vendrás a verme? ¿Al partido? —Pregunté ansiosa, aunque su expresión logró que borrara mi sonrisa.

—No puedo, Jess. —Tomó una bocanada de aire. —Lo siento. No puedo a la tarde. —Agregó.

—¡¿Por qué no, Tati?! —Protesté. —Es domingo.

—Pero me liberaré para ir al desfile. —Esquivo mi pregunta. Fruncí el ceño sin evitarlo.

—No importa el desfile. —Discutí. —Yo necesito que...

—¡Agh! —Irrumpió Josh apagando con brusquedad la cámara. —¡No hables mal del desfile ni de Tiffany's Style! —Exclamó. —Continúen.

Nos miramos nuevamente y me dispuse a terminar de hablar:

—¡No me importa el desfile! Te quiero en el partido... ese es mi logro reciente y orgullo, no estar caminando en una alfombra roja. —Y aunque lo dije cargada de frustración ella rió.

—Sonó gracioso. —Repuso cuando me vio fruncir el ceño. —Lo se nena. Y lo siento. —Acarició mi mano.

—Por qué no puedes... —Susurré. Ella cerró sus ojos y luego tomó aire.

—Tengo que hacer cosas.

—¿Desde cuánto nos ocultamos cosas?

—Cariño, no estoy ocultándote nada, solo tengo cosas que hacer que no son de importancia, pero son muchas, deberes, la universidad, ir a comprar, tengo que ayudar a mamá con algunas cosas. —Sus excusas habían mejorado.

ARDER EN LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora