SEIS.

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Golpeé ligeramente la puerta de aquel consultorio. Traía un cartel que describía "Sala 2 de radiografía"

La voz de Pierce se escuchó desde adentro, cediéndonos a que pasáramos.

Para mi sorpresa Lou chilló y corrió a brazos de él. Pierce felizmente la abrazó con una hermosa sonrisa. El cariño entre ellos dos siempre fue notable, él la adora y ella a él.

—¿Por qué trajeron a Lou? —Indagó Pierce, por sobre las risas que le estaba causando al hacerle cosquillas. Me senté exhausta. Mi amiga tomó asiento a mi lado y soltó un suspiro.

—Imprevistos de último momento. —Respondió ella.

—¿No dirá nada? —Él miró a la pequeña Lou que ama tener el mundo en sus manos. Ella sonrió de manera inocente, pero rápidamente negó.

—Lo mantendrá en secreto a cambio de una Barbie. —Le expliqué. Harry soltó una risa con gracia.

—¿Chantajeaste a tu hermana? —Lou riendo asintió orgullosa. Harry le sonrió. Enseguida miró de reojo el reloj de pared y sonrió con burla. —Son horribles para la puntualidad.

Solté una risa nerviosa y rápidamente me defendí.

—En realidad no fue nuestra culpa, sino de la maleducada de abajo, estaba con el celular y atascó la fila con su falta de responsabilidad. —Mientras escribía en un papel, sonrió.

—¿No quería atenderlas? —Preguntó, sonriente.

—No. —Suspiré. Tati comenzó a reír, seguro recordando el show que montamos.

—Esa rubia colmó tu paciencia muy rápido.

Asentí, porque era cierto.

—No debería estar trabajando aquí, es prácticamente la cara del Hospital. Si tienes una atención así abajo no puedes esperar algo mejor en algún consultorio. —Opinó ella.

—Estoy de acuerdo. —Murmuré. —Si no tuviera que ocultarles que vine a atenderme se lo diría a papá.

Cuando dejé de mirarla llevé mis ojos a los de Harry, los encontré inseguros en mi, su ceño estaba levemente fruncido.

—¿Rubia? —Ya no había diversión en su rostro, ni mucho menos en su voz.

—Si. —Respondí. —Eso dije. —Fue como si de pronto le molestara o incomodara el tema ¿A caso no podía hablar mal de una rubia? ¿Tenía preferencias con las rubias?

Eso me puso de mal humor.

Miré a Lou inquieta sobre él, impidiéndole escribir bien.

—Louana quédate quieta y ven aquí. —Señalé mi lado. Ella frunció el ceño desafiándome con la mirada.

—¿O qué? —Creó una mínima mueca de desafío y disgusto.

—A mí no me molesta, Jessica. No te preocupes. —Se apresuró a decir Harry.

Le lancé otra mirada a mi hermana y ella ésta vez cedió a venir hacia nosotras.

Harry carraspeó.

—¿Lista? —Lo oí decir. Al mirarlo me di cuenta que era yo a quien le había hablado.

—No, realmente no. —Confesé. Y otra vez esa sonrisa que me bajaba todos los humos.

Se puso de pie y yo lo seguí con la mirada hasta que se ubicó a mi lado.

—Necesito que esperen afuera ¿está bien? Procuren ser discretas. —Le dijo a mi amiga, pero extendiéndome su mano para que yo la tomara. Antes de hacer algo o pensar en algo Tati me abrazó de manera precipitada.

ARDER EN LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora