DIECISEÍS.

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Oí su voz, hablaba por teléfono a mi lado y aún sin abrir los ojos todos mis sentidos se pusieron en alerta, estaba muy cerca de mi e intuía que en realidad era yo la que estaba muy cerca. Al abrir mis ojos lo hice con lentitud y precaución, sin moverme ni un poco para que no notara que desperté. ''

Tomé aire abruptamente y al instante me obligué a relajarme, estaba acostada bajo las sabanas sobre su pecho, abrazándolo. Mi mano descansaba en su abdomen y juré que, aunque se sentía increíble tener este contacto era demasiado para como habían terminado las cosas.

Entonces todo a mi alrededor pareció dar vueltas.

Anoche no había sucedido nada. ¿O sí?

¿Por qué diablos estaba abrazándolo de esa manera? Su piel cálida me irradiaba seguridad, incluso él parecía muy cómodo. Quise llorar al instante, por todo. Pronto entraría en pánico.

No sabía en qué momento había terminado bajo las sabanas con él. ¿En qué momento me dormí?

—Sí, si espérame. —Hablaba en el teléfono con calma, llevó su mano a su cabello. —Dentro de una hora y media podré estar ahí. —Alzó su mano y la dejó en mi brazo que descansaba sobre él para acariciarla. —...O talvez un poco más. —Su tono esta vez fue con pizcas de alegría. Luego de despedirse dejó su celular en la mesita a su lado.

Me sentía aturdida, ni siquiera podía sentirme feliz por estar así con Harry porque recordaba sus palabras y dolían.

—Nena...—Murmuró con cuidado intentando despertarme. Respiré profundo tomando valentía y me alejé despacio de él, porque, aunque quisiera saltar de la cama mi cabeza latía amenazando con explotar. Lo miré cautelosa, y él atento observó mis movimientos, pero de mí nada salió, no sabía que decirle, no sabía que estaba pasando, lo único que recordaba seguía afectándome.

"No te enamores de mí, por favor"

Me cubrí con las sabanas, sintiendo frio y entonces al verme ahogué un grito.

MI ROPA NO ESTABA.

De un salto salí de la cama y me alejé completamente de su cuerpo, una camisa blanca me vestía. Me sentí con el cuerpo caliente, completamente desnuda. Intenté cubrirme más, pero solo lo empeoraba, los primeros botones estaban abiertos y al tirarla hacia abajo un botón más se abrió y recordaba no haber vestido un sostén con el vestido.

—Lo miré horrorizada. —Y verlo de esa forma con sus labios presionado luchando fuertemente para no burlarse me dieron ganas de lanzarle un puñetazo.

—¡¿Qué diablos...?! —

Ante mi cara de pánico él cedió.

—No sucedió nada Jessica. —Previno tranquilo, evitándome disgustos. Respiré profundo, aliviada. Mi peor pesadilla es que sí hubiera pasado algo no pudiera recordarlo.

—Explícate. —Exigí. Él palmeó la cama a su lado. Mirando mi alrededor me senté, considerando las distancias.

—Te dormiste. Intenté despertarte para que te vistieras, y lo hiciste, o algo así, por lo menos cooperaste un poco. Pensé que dormir con el vestido no sería cómodo. Te vestí con la camisa, Estabas algo lúcida. —Pero aun así no lo recordaba y entonces me atormentó la idea que me haya visto desnuda. Traía bragas, gracias al cielo eran bonitas, pero.... —Te puse primero la camisa, luego bajamos el vestido. —Me explicó, como si hubiese entendido al instante mi problema, y mi alma volvió a mi cuerpo.

Miré mis piernas desnudas, miré mis manos sobre las sábanas blancas y suaves del colchón. Su piel bronceada ligeramente resaltando en ella. Lamenté todo. Cada puto instante. Me enojó muchísimo que haya tenido la valentía de arriesgarse conmigo de esa manera y me haya dejado caer así, acobardándose. Lo lamenté muchísimo.

ARDER EN LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora