Los relojes con péndulo siempre me han parecido muy elegantes. En la sala de mi casa hay uno muy antiguo, solamente se alcanza a escuchar cuando es de madrugada y nadie hace ningún ruido. Pero el que tengo frente a mí hace un sonido tan molesto que se escucha a pesar de que todos están hablando al mismo tiempo sin ninguna conversación coherente. Su constante tic tac martillea mi craneo logrando irritarme.
-¿Cómo no lo detuviste para interrogarlo?-me preguntó Max por milésima vez haciéndome salir de mi trance.
Apreté mis manos en puños he intente sonar lo mas despreciable posible.
-¿Qué querías? ¿Que me abalanzara sobre él y me pusiera a chillar como loca?-dije soltando un bufido y asesinándolo con la mirada.
-Al menos eso seria hacer algo.-intervino Mónica, quien aparentemente seguía agarrándoselas conmigo.
-¿Y ustedes donde estaban?-Peter salió en mi defensa .-Si tanto les preocupa se hubieran quedado con ella.
-Nadie sabia que iba a venir uno de sus colegas.-murmuró Sarah para nadie en especifico con la mirada perdida, parecía muy preocupada, incluso más que el resto de nosotros.
-Lamentándonos no vamos a conseguir nada.-Alec caminaba de un lado al otro de la habitación manteniendo un paso constante. Desde que leyó la nota se puso muy tenso y trata de calmar sus nervios moviéndose.-Si no queremos terminar en la repisa de Gabriel les sugiero que dejen de repartir culpas y comiencen a pensar con la cabeza fría.
-¿Qué podemos hacer?-Sarah abrazo sus rodillas y recargo el mentón.-¿ir? ¿Quedarnos? ¿Pelear?
-En todas esas opciones estamos condenados.
Es cierto. No veo una opción donde salgamos ganando. Gabriel Baker necesita una joya como mínimo para irse tranquilo sin dar pelea, pero el consejo no se lo quiere ni se lo puede permitir. Se necesitan todas las joyas juntas para poder destruirlas como se debe.
Un golpe seco en la puerta hizo que todos giráramos nuestras cabezas al mismo tiempo. Se trataba de Camelia, entró a la casa con una actitud serena, pero bajo ese rostro de nariz estrecha, sus mejillas sonrosadas, esos profundos pozos indescifrables y esos labios rellenos, escondía algo.
-¿C...cómo estuvo su tarde?-dijo intentado soñar normal. Sarah le contó lo ocurrido mientras estaba en una junta del consejo de magia, así que tuvo tiempo de llegar a una conclusión sobre lo que deberían hacer.
-Deja las cortesías Cam y dinos qué te dijeron.-Max se cruzó de brazos con aire petulante, pero la mujer no se inmutó.
-A mi me fue muy bien Máximo, gracias por preguntar.-dijo Sarcástica mientras cerraba la puerta tras de si.
Me di cuenta de que todos estábamos conteniendo el aliento mientras la pelirroja jugaba con su brazalete y dedicaba miraditas disimuladas hacia la ventana.
-Cam...-la animó Sarah con gesto impaciente. La castaña tronaba sus dedos uno por uno y cuando acababa volvía a empezar.
-Lo mismo que dijo Eliot en la mañana.-los cortó tajante.-Se quedaran a dormir aquí para mayor seguridad, y un escuadrón será enviado a la dirección que dio en la nota para capturar a Baker de una vez por todas.
-No pueden hacer eso.-saltó Alec.-los van a matar a todos.
Camelia frunció los labios mostrando desagrado.
-Sinceramente, Alexander, no se por que piensas que no nos podemos hacer cargo de este tipo de situaciones. El consejo no son solamente un par de chicos inexpertos que se encargan de travesuras tribales. -se dirigió al centro del lugar para que todos pudiéramos apreciarla mejor.-Me levanto todos los días a trabajar con brujos y brujas de todo el mundo; sandoras, instructores, influyentes, elementales... Para ganar unos cuantos Mers ¿y saben qué? No me importa, por que amo mi trabajo, y quiero que lo respeten.
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Las joyas del tiempo
Teen FictionEn el mundo existen sólo cinco joyas preciosas que se crearon para viajar en en tiempo. Estos elementos están malditos por el brujo que los creó. El portador de la joya tendrá un poder inimaginable más allá del universo mágico pero también será acre...