- La maldición fue conjurada el 7 de enero de 1924. Ese día se desató un gran incendio en los almacenes portuarios de Londres, el fuego lo consumió todo... Todo excepto cuatro cuerpos.-Helen sonaba sombría mientras lo relataba, no pude evitar llevarme una mano a la boca para ahogar una exclamación que amenazaba con salir desde el fondo de mi garganta.- Lo que en realidad no saben es que el incendio fue un daño colateral del hechizo de James, el chico salió a buscar a sus víctimas y luego destruyó las evidencias.
Se me revuelve el estomago de solo pensar en las personas de la pared, dos de ellos eran prácticamente niños ¿cómo pudo hacer algo tan...grotesco?
- Los cuerpos fueron encontrados sin lengua y con marcas profundas en las piernas-dijo Richard, como si tuviera la necesidad de entrar en detalles morbosos.- sus ojos cambiaron al color de la joya, eran tan irreales que parecían lentillas.
- Pero si murieron ¿cómo es que sus descendientes continuaron?- preguntó Peter, seguía mordiéndose las uñas, un mal hábito que según yo había dejado.
- Primos, sobrinos, hijos... La maldición se salta tres generaciones así que cualquiera en la familia puede tenerlo siempre y cuando haya una línea de sangre.-respondió Irina estructurando su reacción.
Sacudí la cabeza a los lados, como si pudiera alejar los malos pensamientos. Era inútil. Acabo de escuchar una retorcida lección de historia. Hace algunos años, cuando quería estudiar criminología, quise saber de algún caso que fuera inexplicable para los demás, sentirme tan especial por saberlo y descubrir cosas más allá de lo que se ven. Esto no es nada como imagine que se sentiría, no hay nada de emocionante en esto. La ignorancia te ciega, y lo que no puedes ver no te duele.
- Es confuso al principio, por eso se les mostrara con una visión.-Eliot colocó las manos en su regazo y carraspeó con fuerza para que los que hablaban por debajo guardaran silencio.- Cyprian hizo esto antes cuando era joven, necesitaba los objetos con energía para saber que les había pasado. Gracias a él descubrimos muchas cosas sobre esa amarga noche .
Mordí el interior de mi mejilla.
- Y si pudo ver que ocurrió con todos ¿Por qué no vio quién fue el Onix Negro?-me levanté en el asiento en cuanto terminé de hablar. El mismo Cyprian contestó mi pregunta sin importarle que lo haya cuestionado.
- Porque, naturalmente no tengo el Onix para analizarlo. Durante años he intentado verlo a través de las otras joyas, o en los fragmentos de visiones pero solo veo un cuerpo borroso al que le pertenecen unos pies desnudos y ensangrentados... Ahora lo veras.
Arrugué la cara, aun no estaba completamente segura de querer que alguien interviniera en mi cabeza para mostrarme las cosas. Me conformo con saberlo, es decir ¿De qué me va a servir el revivir algo así? Retrocedí poco a poco hasta que choqué con un torso blando y helado.
- No te asustes.-me sobresalté. El olor a cítricos de Irina chocó con mi nariz. Sentí sus fríos y huesudos dedos enrollarse en mi hombro hasta hacerme estremecer- Veras lo que pocas generaciones han tenido la oportunidad de ver, nadie te hará daño.
- Suéltala.-por un segundo pensé que esa línea pertenecía al abuelo, aunque era una voz aguda y melodiosa. Camelia.
Irina le sostuvo la mirada mientras se alejaba de mí.
- No tienen porque verlo.- siseó la pelirroja dando un paso amenazante.
- Deben saber a que se enfrentan, no son ningunos niños.-se cruzó de brazos con altanería.- ¿Ya olvidaste lo que paso la ultima vez?
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Las joyas del tiempo
Teen FictionEn el mundo existen sólo cinco joyas preciosas que se crearon para viajar en en tiempo. Estos elementos están malditos por el brujo que los creó. El portador de la joya tendrá un poder inimaginable más allá del universo mágico pero también será acre...