Capitulo Treinta y tres: Los cazadores

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Me sentía cansada hasta la médula de los huesos. Creo que en cualquier momento me voy a desplomar sobre la tierra y voy mancharme de barro. Las manos me temblaban como maracas, las envolví en puños y respiré profundamente.

Lo había conseguido.... Hice un Dopelgänger.

Levanté la mano esperando que el ser frente a mí hiciera lo mismo como si se tratara de un reflejo, pero no ocurrió. Solo se quedo ahí, mirándome con una expresión en blanco. La barrí de arriba a bajo con descaro. Se veía exactamente igual un yo; la cortina de seda negra amarrada en una coleta despeinada, las botas manchadas de fango, el pañuelo mal atado en mi cuello, he incluso mi mal hábito de mirarte fijamente hasta ponerte nervioso. Era tan fascinante, me sentía como si hubiera descubierto un hecho científico increíble pero en realidad no es ciencia, y tampoco lo puedo compartir con nadie. La magia tiene sus desventajas.

No caben en mi mente las posibilidades que tendría para darle uso a esto ¡una persona igual a mi! Si tan solo me hubieran contado que podía hacer esto lo habría utilizado para mis egoístas propósitos desde hace tanto.

-Un doble fantasmagórico puede ayudarte mucho en una batalla.-Alec caminaba de un lado a otro con las muñecas en la espalda.-si sabes invocar los suficientes logras confundir al oponente.

-¿Batallas?-Peter estaba partiéndose de la risa.-Este guapo chico va a ir a la escuela por mí, hará filas en el banco por mí, y lo mejor de todo, va a romper con las chicas sin exponerme a que me hieran en realidad.

Sarah negó con la cabeza haciendo que  su corta melena le bailara alrededor de su cuello.

-Así no funciona.-dijo con tristeza.-El doble hace lo que tú hagas mediante gestos o ataques, es difícil dominarlo para que lo haga en un diferente tiempo. Además si lo atraviesas.-inclinó su brazo izquierdo hacia el doble de Alec.-se esfuman como vapor.

La imagen de Alec se distorsiono igual que las ondas que se hacen al perturbar el agua en estado de reposo, y luego no quedaba nada mas que una nube de humo disolviéndose en el aire. Era la segunda demostración que hacia y otra vez con el de Alec.

-Maldita sea, Sarah.-se quejó.

Sarah frunció los labios en una mueca de disgusto pero no dijo nada.

-¿Y no se revelará en cualquier momento he intentará matarme para convertirse en el verdadero Peter?-el oji-avellana miraba por encima de su hombro con recelo.

-¿Qué parte de se esfuman al tocarlos es la que no entendiste?-Alec negó con la cabeza mas resignado que molesto. Eso era nuevo, estaba teniéndole mas paciencia a los humanos comentarios de mi mejor amigo, o puede que ya se haya cansado.

Empece a arrancar las hojas de los árboles para calmar los nervios. La noche estaba transcurriendo, a pesar de que somos "las joyas del tiempo" no podemos permitirnos perderlo, no es posible retroceder al pasado cercano así que debemos apresurarnos.

-¿Y ahora?-inquirí cruzándome de brazos, el mareo ya había pasado pero seguía teniendo ese malestar en la cabeza.

Alec sonrió con bravuconearía.

-Ahora dejaremos que los dobles hagan lo que quieran.-se giró sobre sus talones para encararnos.-Van a crear un distracción mientras nosotros entramos a la casa y le rebelamos a Helen nuestra ubicación para que envíen refuerzos.

Las joyas del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora