Capítulo 4 :El primer viaje

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Los párpados me pesan. Siento que se están cerrando apunto de dejarme dormida en media clase de . He tenido la misma pesadilla durante una semana; una habitación que no conozco, personas hablando de una conversación que por más que la memorice y la piense simplemente no comprendo. Luego mi collar empieza a arder y me quema el pecho con tal brutalidad que siento que la carne casi se me despega. Grito y grito pero nadie me escucha, el dolor es agonizante hasta que llega mi abuelo y despierta, todo se calma y la piedra de mi collar esta fría.

Peter lleva aventando papelitos cada vez que cabeceó, me hace prestar un poco de atención a las aburridas palabras de la señorita Austen. Estoy en una clase dos años avanzada, por eso voy en el salón de Pet. Todos los chicos tienen dieciocho y yo dieciséis, y mi estatura de 1.60 no me ayuda a sentirme grande.

- Como todos sabemos - dice la profesora - todas las cosas están compuestas por átomos pero ¿qué significa la palabra átomo?

Mis ojos arden y siento un poco de paz al cerrarlos por un momento, sólo un pequeño momento...

-¡SEÑORITA HARRISON!- chilló la maestra haciéndome abrir los ojos de golpe y saltar de mi asiento- porque no le explica a la clase de donde se origina la palabra átomo y que significa.

Escuche unas risitas de la parte de atrás. Me levanté del asiento, alisé mi falda y hable con toda claridad.

- La palabra átomo proviene del latín y significa indivisible - cité de memoria mientras me tallaba los ojos con el dorso de la mano.

La maestra me miro con odio en su estado más puro y a lo lejos escuche un par de insultos « perra sabelotodo» «engreída» «matadita» Nunca me ha importado la actitud que las demás personas toman hacia mi, ni los insultos que dicen, sólo me limitó a contestar peor o callarme, dependiendo de mi estado de ánimo. Eso me lo enseñó mi abuelo "Las palabras duelen, pero la indiferencia mas. Aprende como usarlas correctamente y ambas pueden ser más peligrosas que los cuchillos y pistolas"

- Cierra la boca, Oliver.-me defendió Pet respondiendo a uno de los insultos- Si estas frustrado por tener miembro pequeño, la culpa no es de ella.

La clase exploto en una carcajada grupal.

- ¡Jóvenes! ¡Es suficiente! - gritó la maestra tratando de calamar el alboroto -Señor Lockwood, por favor guardase ese tipo de comentarios.-bajó sus lentes a la altura de su nariz respingada.- En cuanto a usted, Harrison.-me fulminó con sus canicas azule celeste.- Si tiene ganas de dormir puede irse a casa-dijo con tono severo - no tiene por que hacerlo en mi clase. Usted tiene el privilegio de tomar asignaturas avanzadas y si desea conservarlo debe que poner más atención a mi materia.

Asentí con la cabeza y moví mis gruesas pestañas angelicalmente.
«perra»la insulte en mi cabeza, ese maravilloso espacio en el que podía hacer lo que quisiera sin limitaciones.

El timbre sonó ¡por fin! ¡Última clase! Agarré mi bolsa y salí como alma que lleva el diablo, necesitaba dormir un buen rato. Recogeré mis libros y luego me tiraré en la cama.

Caminé por los pasillos de la escuela mirando al frente con el mentón alzado, esos cortos metros desde el pasillo hasta mi casillero me percate de que alguien había pegado un chicle.

Al acercarme distinguí unas figuras en mi casillero. Era Peter, tragándose a Beatriz con descaro sin importarle que toda la escuela viera el espectáculo. ¿Cómo diablos llegaron primero que yo?
Ella enredaba sus uñas bien cuidadas en el rubio cabello de mi mejor amigo, mientras que el le manoseaba los mulos y le presionaba la espalda contra mi casillero, sus bocas estaban tan unidas que parecía que en cualquier momento uno se comería literalmente al otro.

Las joyas del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora