Lo más horrible de perder la conciencia era lo que te esperaba al despertar.
Esas sensación de pesadez en el cuerpo; el horrible dolor de cabeza; y los recuerdos. Los últimos eran los peores, te atacaban uno tras otro perforando tus cráneo hasta el momento que llega la imagen final. La respuesta de como llegaste hasta este punto.
Después, seguían las emociones. La rabia por fracasar en poner resistencia al oponente. Felicidad por continuar respirando, y miedo; porque no sabia donde estaba ni que me iba a pasar después.
Di un respingo, girando el cuello al rededor perpleja. Esta vez, una parte de mí me decía que finalmente tendría un calabozo como en las películas cuando atrapan a los héroes, no obstante, me hallaba en un salón de baile igual que el anterior, me atrevería a decir que más grande y suntuoso. Quizá no era un heroína- me decía una vocecita en el interior- no peleaba por nada.
Estaba en una gigantesca sala rectangular con columnas que sostenían las entre plantas; vaporosas cortinas de terciopelo cubrían las paredes.
Las mesas redondas se hallaban parecidas por doquier, sobre ellas yacían
manteles de seda escarlata y servilletas formando triángulos.
El ambiente era sumamente relajarte, un jazz suave, las parejas bailaban lento. La poca luz era perfecta, contrastaba con la elegante decoración.
Me encontraba sentada en una de las mesas junto a mis amigos y tres extraños conversando. No lograba entender de qué modo había pasado de correr en medio del caos a una tranquila velada.
Usando la poca fuerza que me quedaba, me incorporé de un salto. Todo mi cuerpo grito en protesta. El brusco movimiento hizo que la mesa bailara, las cabezas giraron en mi dirección.- Zafiro- gruñe un hombre- el más viejo- haciendo que el la palabra parezca un insulto.- No quiero sonar grosero pero he tenido que pasar por esto dos veces- inclinó su pulgar a una intimidada Sarah y un extrañamente callado Peter.- ¿Qué hago aquí? ¿Quiénes son ustedes? Suéltenme o los mato- dijo haciendo una vocecita ridícula.- Podemos ahorrarnos esto ya que, como puedes notar, mis intensiones no son hostiles.
Tragué saliva ¿por qué estaban tan calmados?
Busqué el rostro de Sarah para ver algún indicio de compulsión o cualquier otra cosa que la obligara a estar ahí, sin embargo, ella negaba ligeramente con la barbilla. Señalándolo.
El hombre debía ser Nathan, no se requería ser un genio para notarlo, simulaba ser el sol y todos debían órbita al rededor de él.
Era alto, bastante robusto. Su piel tostada hacia juego con esa espesa barba oscura. Se asemejaba a un personaje árabe salido de Aladdin sobre todo por esos peculiares ojos saltones y facciones anchas.
Aunque el timbre de voz le restaba credibilidad a su imagen.- Se una buena chica y regresa a tu lugar.
Identifiqué a el elemental de aire a su lado, y en la otra silla estaba la razón de que Sarah estuviera tan tensa; el guardia que engañó. Su cuerpo parecía perfectamente capaz de moverse y estrangularnos, aunque, si le permitieran ya lo hubiera hecho.
- Los subestimé- anunció volviendo a reír de modo macabro.- Qué manera de joderme, nadie lo había hecho así jamás. Dejaron a mis hombres igual que unos niños maricas que mojan la cama, en espacial a París- volvió a reír ante el sonrojo de mastodonte.- Eso de dobles fingiendo venir del Consejo con gas tóxico, prometo usarlo algún día.
» Atrajeron mi atención, ya me parecían interesantes por venir del futuro pero esa entrada...alguno debe de escribir guiones de películas.
Sin embargo, pude encargarme de mantener aquí intacto y calmar a la gente. Estoy seguro de que mis clientes no volverán en algún tiempo, así que les va a costar, les saldrá un ojo de la cara. Me gustan azules.
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Las joyas del tiempo
Teen FictionEn el mundo existen sólo cinco joyas preciosas que se crearon para viajar en en tiempo. Estos elementos están malditos por el brujo que los creó. El portador de la joya tendrá un poder inimaginable más allá del universo mágico pero también será acre...